Biólogos rusos analizaron una especie animal congelada por más de 44.000 años y en perfecto estado
El estudio también investiga microorganismos antiguos en su interior, que pueden revelar detalles sobre comunidades microbianas y potencial aplicación en biomedicina actual.
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El descubrimiento de un lobo del Pleistoceno extraído del permafrost en un estado de conservación excepcional ha sido informado por la Academia de Ciencias de la República de Sajá de Rusia. El lobo momificado, que fue descubierto en 2023 de manera accidental por residentes locales, aún conservaría las presas que ingirió durante su vida en una era de hielo.
El lobo, al ser el único ejemplar completo hallado hasta la fecha, los especialistas esperan develar enigmas sobre su alimentación, estado de salud y el ecosistema en el que habitó. Asimismo, los microorganismos que podrían haberse preservado en su interior abren una prometedora vía para profundizar en el conocimiento de las comunidades microbianas de aquel período y su potencial aplicación en la biomedicina actual.

Este hallazgo en Siberia representa al único lobo pleistoceno completo encontrado hasta la fecha. Foto: North-Eastern Federal University
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Un animal del pleistoceno en perfecto estado
El hallazgo de este lobo del Pleistoceno ha sido calificado como uno de los más importantes de los últimos años en el campo de la paleontología. Encontrado a una profundidad de 40 metros bajo el permafrost, el animal se encontraba en un estado de conservación excepcional, permitiendo a los científicos acceder a un verdadero tesoro del pasado. Albert Protopopov, investigador principal del estudio, destacó que “el lobo estaba casi intacto, como si el tiempo se hubiera detenido para él”.

El análisis del ADN del lobo puede proporcionar datos cruciales sobre la evolución de los cánidos y cómo se adaptaron a los cambios climáticos. Foto: North-Eastern Federal University
Este lobo prehistórico no solo era más grande que los lobos modernos, sino que también es clave para entender la evolución de los cánidos a lo largo del tiempo. El análisis de su genoma ofrecerá información esencial para ubicarlo en el árbol genealógico canino y permitirá a los científicos delinear su línea evolutiva, así como comparar sus características con las de los lobos actuales.
El interior de un depredador de la Edad del Hielo
El análisis del interior del lobo ha proporcionado información interesante sobre su vida y entorno. Durante la autopsia, llevada a cabo por especialistas del Museo del Mamut y la Universidad Europea de San Petersburgo, se recolectaron muestras de los órganos internos y del contenido gastrointestinal. Los científicos descubrieron que el estómago del lobo se había mantenido libre de contaminantes externos, lo que permitió un estudio puro de la biota del Pleistoceno.

Antes de ser analizado en el Museo del Maut, el lobo fue encontrado en la República de Sajá.
Maxim Cheprasov, líder del laboratorio, explicó que al analizar las bacterias en los intestinos del lobo, se puede obtener información importante sobre su dieta y las presas que consumía. “El desgaste dental y el desarrollo de la cresta sagital nos indican que es un macho adulto”, comentó Cheprasov, proporcionando más detalles sobre las características de esta especie que dominó la tundra hace miles de años.
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Microorganismos antiguos del Pleistoceno
Otro aspecto clave de la necropsia es el estudio de los virus antiguos que el lobo pudo haber albergado. "Vemos que en los hallazgos de animales fósiles, las bacterias vivas pueden sobrevivir durante miles de años, lo que constituye una especie de testimonio de aquellos tiempos antiguos", declaró Artemy Goncharov, quien estudia virus y forma parte del equipo.
Afirmó que el proyecto de investigación contribuirá a la comprensión de las comunidades microbianas antiguas y el papel de las bacterias dañinas durante este período. "Es posible que se descubran microorganismos que puedan utilizarse en medicina y biotecnología como prometedores productores de sustancias biológicamente activas", añadió.














