Cómo es el ‘mar oculto’ a 660 km de profundidad que tiene 6 veces más agua que todos los océanos de la Tierra
Un equipo de geólogos confirmó la existencia de este 'océano' tras hallar un diamante de las profundidades que contenía abundante agua.
Durante décadas, los científicos creyeron que los océanos que bordean los continentes eran las reservas de agua más grandes que existen en la Tierra. Sin embargo, se encontraban muy equivocados.
El hallazgo de un extraño diamante de las profundidades del planeta nos ha permitido saber que a 660 kilómetros bajo nuestros pies existe un 'extraño mar' que contiene 6 veces la cantidad de agua que alberga los océanos de la superficie.
Este diamante, descubierto en la mina Karowe de Bostwana (África), viajó hasta la superficie desde el manto terrestre. Provino exactamente de una capa limítrofe conocida como la zona de transición (TZ, por sus siglas en inglés), que separa el manto superior del manto inferior y se extiende desde los 410 km hasta los 660 km de profundidad.
El diamante africano de 1,5 quilates en la mano de uno de los investigadores. Foto: Tingting Gu
Las características y propiedades de este mineral, un cristal traslúcido de 1,5 quilates, fue descrito en un artículo de la revista Nature Geoscience, publicado en septiembre de 2022 y escrito por un equipo científico a cargo de Frank Brenker, geólogo de la Universidad Goethe de Frankfurt (Alemania).
Un ‘océano oculto’ en el manto terrestre
Cuando Benker y sus colegas analizaron la gema africana, descubrieron que esta contenía en su interior varios minerales propios del manto, especialmente uno conocido como ringwoodita, que abunda en la parte inferior de la zona TZ.
Los investigadores habían buscado ringwoodita por mucho tiempo, ya que experimentos en laboratorio habían sugerido que este mineral podía tener la capacidad de almacenar cantidades masivas de H2O, que luego podrían ser liberadas ante cambios de presiones.
El 'océano oculto' se encuentra en la zona de transición del manto terrestre, un área que separa el manto superior del inferior. Foto: Quanta Magazine
En 2014, el equipo de Brenker encontró el primer diamante con una incrustación de ringwoodita (una rareza mineral por sí misma), pero no pudo estudiar su composición química debido a que la piedra que la albergaba era demasiado pequeña y tampoco se sabía si era una muestra representativa del manto terrestre.
Sin embargo, el año pasado, finalmente hallaron el segundo mineral de este tipo (la gema africana) y confirmaron su teoría: la zona de transición del manto contiene niveles de agua seis veces superiores a las que existen en los océanos.
"En este estudio hemos demostrado que la zona de transición no es una esponja seca, sino que contiene cantidades considerables de agua", afirmó Brenker en un comunicado.
Los científicos precisan que la zona TZ no se trataría de un océano que fluye por debajo de la Tierra, sino que sería una extensa capa de roca hidratada que ni se sentiría mojada ni gotearía.
El diamante africano contiene ringwoodita, un mineral abundante en la zona de transición del manto. También posee enstatita y ferropericlasa. Foto: Nathan D. Renfro / Tingting Gu
El viaje del agua a las profundidades
El agua puede llegar a las profundidades de la Tierra cuando las placas oceánicas son empujadas hacia el manto por las dinámicas de las placas tectónicas, en un proceso conocido como subducción.
Sin embargo, los científicos hasta ahora no saben cómo ocurre esta circulación del agua, de qué partes del planeta proviene la mayor parte del elemento líquido ni hasta qué profundidades puede viajar.
“Las losas en subducción también transportan sedimentos de aguas profundas al interior de la Tierra. Estos sedimentos pueden contener grandes cantidades de agua y CO2”, declaró Brenker.
“Hasta ahora no estaba claro cuánta agua entra en la zona de transición en forma de minerales y carbonatos más estables e hidratados y, por lo tanto, tampoco estaba claro si realmente se almacenan allí grandes cantidades de agua”, expresó.
Implicancias en el vulcanismo y las placas tectónicas
Brenker y sus colegas también sospechan que la presencia de agua en la zona de transición puede desempeñar un papel importante en diversos fenómenos como la tectónica de placas, la diseminación de las ondas sísmicas e incluso la actividad volcánica.