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Ciencia

La Tierra hueca: la teoría conspirativa que motivó a un hombre a viajar al centro del planeta

Rodney Cluff, autor de un libro sobre esta teoría de la conspiración, sin ningún sustento científico, se propuso viajar al polo norte, donde creía que podría encontrar una puerta de entrada al interior del planeta

Según la teoría de la Tierra hueca, en los polos norte y sur existe un agujero que nos llevaría a un mundo inexplorado por la humanidad. Foto: Hitandrun
Según la teoría de la Tierra hueca, en los polos norte y sur existe un agujero que nos llevaría a un mundo inexplorado por la humanidad. Foto: Hitandrun

Ni esférica ni plana, sino hueca y con un mundo oculto en su interior. Así es como algunas personas describen la apariencia de la Tierra, pese a que los científicos hace siglos han demostrado que la verdadera forma de nuestro planeta es una esfera achatada por los polos, cuyo interior está compuesto de múltiples capas de rocas y minerales.

En la actualidad, esta creencia todavía tiene algunos seguidores. Entre ellos, Rodney Cluff, autor del libro "World Top Secret: Our Earth is Hollow" (“Alto secreto mundial: la Tierra es hueca”, en español), quien, en 2007, decidió emprender un viaje al centro del planeta.

¿Cómo llegaría a este lugar? A través de una hipotética entrada, ubicada en el polo norte de la Tierra. Según la teoría conspirativa, esta sería la razón por la que este punto geográfico, junto a su contraparte, el polo sur (donde habría otro agujero), serían áreas vigiladas por los gobiernos de distintos países.

 Representación artística donde se muestra un agujero enorme en la superficie de la Tierra. Foto: difusión

Representación artística donde se muestra un agujero enorme en la superficie de la Tierra. Foto: difusión

El origen de la teoría de la Tierra hueca

La génesis de la teoría de la Tierra hueca se remonta al año 1690, cuando el astrónomo y físico inglés Edmond Halley se la propuso a la Royal Society de Londres, señala Politi Fact, una unidad de fact-checking del Instituto Poynter, organización periodística sin fines de lucro.

La hipótesis se vertió como una explicación a por qué la dirección de los polos magnéticos de la Tierra cambiaba constantemente y causaba que las brújulas no siempre apuntasen al polo norte geográfico (a veces incluso apuntando al sur), un fenómeno conocido como declinación magnética.

A partir de aquella observación, Halley teorizó que nuestro mundo tenía capas internas concéntricas de kilómetros de espesor, que rodeaban un núcleo, y que la declinación magnética se debía a que estas estructuras se movían en diferentes direcciones.

Pero eso no era todo. También creía que, en el espacio existente entre capas, existía un mundo desconocido para la humanidad. Con los años, otros seguidores de la teoría han sostenido que allí hay civilizaciones de gigantes, tribus perdidas, gente topo, alienígenas, entre otros disparates.

 Ilustración de la Tierra hueca en un libro de John Cleves Symmes, otro de los difusores de esta teoría. Foto: Wikimedia Common

Ilustración de la Tierra hueca en un libro de John Cleves Symmes, otro de los difusores de esta teoría. Foto: Wikimedia Common

Sin sustento científico

La Tierra hueca no es más que una creencia popular, que no tiene base científica.

Nuestro planeta no puede ser hueco por una sencilla razón. La densidad de la capa rocosa de su corteza es mayor que la de sus capas interiores, lo que sugiere que a mayor profundidad hay mucha más masa que en la superficie. La mayoría de esta evidencia se ha descubierto con el estudio de las ondas sísmicas, que son producidas con los terremotos.

En tanto, la declinación es una manifestación de la compleja forma que tiene el campo magnético terrestre. “El campo no es perfectamente simétrico; tiene "ingredientes" no dipolares y el dipolo en sí no está perfectamente alineado con el eje de rotación de la Tierra”, afirma el Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés).

Asimismo, tampoco existen agujeros naturales en ningún polo terrestre. Así lo pueden demostrar las imágenes satelitales y los científicos y turistas que han viajado a esos remotos lugares.

Como el lector puede haber anticipado, la expedición de Cluff no se llevó a cabo nunca. El motivo fue que el viaje, cuyo pasaje costaría 20.000 dólares por pasajero, fue convenientemente cancelado.