Ciencia

El secreto de la longevidad se esconde en un pez que vive 200 años

Los científicos han encontrado un grupo de genes que asegura la vida prolongada de una especie de pez roca y que perfeccionaría la investigación en humanos.

Las 120 especies de peces roca difieren en sus características y esperanzas de vida, las cuales oscilan entre 11 y 200 años. Sebastes aleutianus es la más longeva de todas. Foto: Jennifer Long / Fisheries and Oceans Canada
Las 120 especies de peces roca difieren en sus características y esperanzas de vida, las cuales oscilan entre 11 y 200 años. Sebastes aleutianus es la más longeva de todas. Foto: Jennifer Long / Fisheries and Oceans Canada

En la profundidad de los océanos, los científicos han encontrado a los animales más longevos de la Tierra, que superan incluso a los mamíferos como el elefante o el ser humano. Por ejemplo, el tiburón de Groenlandia que puede vivir 500 años y una almeja que alcanza los 11.000 años. Sin embargo, hasta la fecha, se desconocía el motivo de su prolongada existencia. Ahora, un nuevo estudio ha encontrado los secretos genéticos de una especie de pez roca que vive más de 200 años.

La investigación fue publicada en Science y ha merecido la portada de la prestigiosa revista científica.

Los peces roca viven en las aguas costeras de California y Japón y suelen ser conocidos por su género: Sebastes. Sin embargo, el número de especies de Sebastes es abismal. Estas son 120 en total, las cuales difieren tanto en características como esperanza de vida.

Así, por ejemplo, mientras el colorido Sebastes dallii vive apenas más de una década; Sebastes aleutianus, de colores rojio y beige y el más longevo de todos, puede vivir tranquilamente más de dos siglos. Esta diferencia tan pronunciada entre ellas llama la atención de los científicos ya que todos se relacionan estrechamente desde su origen remoto hace 10 millones de años.

Motivados por esta pluralidad, los investigadores obtuvieron muestras de tejido de 88 especies, compararon sus genomas y descubrieron cuáles son los secretos de la prolongada esperanza de vida de algunos de ellos.

Sebastes ruberrimus, otro tipo de pez roca de ojos amarillos, vive más de 140 años. Foto: Equipo de buceo ROV del Southwest Fisheries Science Center.

Sebastes ruberrimus, otro tipo de pez roca de ojos amarillos, vive más de 140 años. Foto: Equipo de buceo ROV del Southwest Fisheries Science Center.

El misterio de la longevidad

Hasta la fecha, los científicos habían descubierto que la senectud de varios animales se debía a su tamaño y hábitat. El cuerpo más grande de un animal reduce las opciones de ser depredado (pensemos en el elefante y los ratones, por ejemplo) y además genera un metabolismo más lento, el cual es influenciado por una dieta con menos calorías. Un metabolismo lento también se logra en entornos fríos y helados, como sucede con los tiburones de Groenlandia que pueden durante siglos.

Según el biólogo Peter Sudmant de UC Berkeley “los peces roca son la tormenta perfecta: viven en las profundidades del agua y algunas de estas madres mayores llegan a ser muy grandes”. “Tienes todas estas cosas en juego que les permiten vivir durante mucho tiempo”, añade

Asimismo, tras la comparación entre peces rocas de vida corta y larga, se encontraron 137 genes específicos relacionados a la longevidad.

Sebastes dallii es la especie de pez roca que menos tiempo puede vivir. Foto: K. Lee

Sebastes dallii es la especie de pez roca que menos tiempo puede vivir. Foto: K. Lee

Entre los grupos más destacados están aquellos orientados a reparar el ADN dañado (haciéndolo menos propensos a desarrollar cáncer) y regular la insulina. Pero sobre todo un grupo de genes inmunomoduladores (llamado butirofilinas) los cuales regulan la inflamación crónica, una disposición relacionada al envejecimiento del sistema inmunológico.

Asimismo, los autores hallaron que una desventaja de la longevidad son las poblaciones más reducidas que dependen de hembras viejas, pero muy fértiles, Además la mortalidad de las crías es mucho mayor en las especies más longevas.

Para Sudmant, si bien este descubrimiento no potenciará la longevidad de los seres humanos, “nos permite pensar potencialmente en qué vías y genes deberían ser los objetivos clave en nuestros estudios en humanos y los medicamentos que desarrollamos”.