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Ciencia

Patrullaje de robots causa temores por vigilar personas a niveles extremos

En Singapur, país de Asia, unos robots son los encargados de detectar “comportamientos sociales no deseados”. Esta medida se suma a tecnologías de reconocimiento facial.

Singapur completa, de esta forma, un sistema de vigilancia totalmente estructurado. Foto: AFP
Singapur completa, de esta forma, un sistema de vigilancia totalmente estructurado. Foto: AFP

El país asiático de Singapur puso a prueba unos robots de patrullaje que lanzan advertencias a personas envueltas en “comportamiento social no deseable”, lo que aumenta la tecnología de vigilancia en esta ciudad-estado fuertemente controlada.

Desde el amplio número de cámaras CCTV (Circuito Cerrado de Televisión) hasta los postes de iluminación equipados con tecnología de reconocimiento facial, actualmente a prueba, Singapur experimenta una explosión de herramientas para vigilar a sus habitantes.

Las autoridades han impulsado su visión de una “nación inteligente”, hipereficiente y tecnológica, pero activistas dicen que se sacrificó la privacidad y que las personas tienen poco control de lo que se hace con sus datos.

Singapur ha sido criticada por reducir las libertades civiles y su población se acostumbró a los fuertes controles, pero hay una preocupación creciente con la tecnología de vigilancia.

Los más recientes aparatos de vigilancia son los robots con ruedas y siete cámaras. Estos emiten advertencias al público y detectan “comportamientos sociales no deseados”, lo que incluye fumar en áreas prohibidas, estacionar mal las bicicletas o violar las reglas de acercamiento por el coronavirus.

En vez de poseer una apariencia antropomórfica, los robots Xavier constan de ruedas y un altavoz. Foto: AFP

En vez de poseer una apariencia antropomórfica, los robots Xavier constan de ruedas y un altavoz. Foto: AFP

Durante un reciente patrullaje, uno de los robots tipo Xavier ingresó a una zona residencial y se detuvo frente a un grupo de ancianos que observaba un partido de ajedrez. “Por favor, mantengan un metro de distancia”, “Por favor, aténganse a cinco personas por grupo”, alertó una voz robótica, mientras una cámara del aparato los enfocaba.

Durante una prueba de tres meses en septiembre, dos autómatas fueron enviados a patrullar esa zona residencial y un centro comercial.

“Me recuerda a Robocop”, comentó Frannie Teo, una asistente de investigación de 34 años que caminaba por el centro comercial. “(Trae a la memoria) un mundo distópico de robots (...). Estoy un poco indecisa sobre este tipo de concepto”, agregó.

En esta fotografía tomada el 6 de septiembre de 2021, un robot autónomo llamado "Xavier" patrulla un distrito comercial y residencial durante una prueba de tres semanas por parte de la Home Team Science and Technology Agency (HTX). Foto: AFP

En esta fotografía tomada el 6 de septiembre de 2021, un robot autónomo llamado "Xavier" patrulla un distrito comercial y residencial durante una prueba de tres semanas por parte de la Home Team Science and Technology Agency (HTX). Foto: AFP

Sin restricciones

Lee Yi Ting, una activista de los derechos digitales, dijo que los aparatos son la forma más reciente de vigilar a los ciudadanos. “Todo contribuye con la sensación de que la gente debe cuidar lo que dice y hace en Singapur, más de lo que lo harían en otros países”, declaró a AFP.

Sin embargo, el Gobierno defiende el uso de los robots al decir que durante la fase de prueba no podrán identificar o tomar acciones contra quienes cometan ofensas y que son necesarios para atender la falta de trabajadores ante el envejecimiento poblacional.

“La fuerza laboral está decreciendo”, dijo Ong Ka Hing, de la agencia gubernamental que desarrolló los robots Xavier. Agregó que podrían ayudar a reducir el número de oficiales requeridos para patrullar las calles.

La isla de 5,5 millones de habitantes tiene 90.000 cámaras policiales y debe duplicar esa cifra para 2030, al tiempo que podría instalar en toda la ciudad la tecnología de reconocimiento facial que ayuda a las autoridades a distinguir rostros en la multitud.

Este año se dieron muestras de rechazo público cuando las autoridades admitieron que la Policía tuvo acceso a la información sobre casos de COVID-19 recogida por un sistema oficial. El Gobierno posteriormente aprobó leyes para limitar su uso.

Por su parte, los críticos apuntaron que las leyes de la ciudad-estado suelen limitar poco la vigilancia gubernamental y los singapurenses tienen poco control sobre lo que ocurre con los datos recogidos.

“No hay leyes de privacidad que restrinjan lo que el Gobierno pueda o no hacer”, comentó Indulekshmi Rajeswari, un abogado singapurense especialista en temas de privacidad radicado actualmente en Alemania.

Con información de AFP.