¿Cuánto falta para que la COVID-19 se transforme en un leve resfriado?
Dos estudios sugieren que, en el futuro, la COVID-19 se convertirá en una enfermedad principalmente infantil; pero eso dependerá, en gran medida, de la efectividad en los planes de vacunación.
La evidencia hace pensar en un resurgimiento de la COVID-19 hacia el endemismo (presencia constante) en el futuro a mediano plazo, es decir, el coronavirus podría volverse un resfriado común. La identificación de los perfiles de edad y carga que pueden definir los años venideros podría ayudar a mejorar la preparación para la respuesta, tanto para esta pandemia como para patógenos emergentes futuros, escriben los autores de un estudio publicado en Science Advances.
El investigador Ottar N. Bjørnstad, del Departamento de Biociencias en la Universidad de Oslo (Noruega), y colegas de diversas instituciones a nivel mundial sostienen que, pese a la tasa de mortalidad actual, el riesgo de infección probablemente se trasladará a los niños más pequeños a medida que los adultos se vacunen y la exposición al virus decrezca con el pasar de los años.
A mother holds his son next to Yangtze River in Wuhan, in China�s central Hubei province on May 12, 2020. - Wuhan plans to conduct coronavirus tests on the Chinese city's entire population after new cases emerged for the first time in weeks in the cradle of the global pandemic, state media reported on May 12. (Photo by Hector RETAMAL / AFP)
Bjørnstad también se basa en cómo otros coronavirus se han vuelto endémicos. El experto puso como ejemplo a la gripe asiática, la cual duró desde 1889 hasta 1890 y que fue responsable de la muerte de un millón de personas, la mayoría de ellas con 70 años de edad o más.
“(La gripe asiática o rusa) puede haber sido causada por la aparición del virus HCoV-OC43, que es ahora un virus del resfriado endémico, leve y de repetición que afecta principalmente a niños de 7 a 12 meses de edad”, explicó el primer autor del artículo.
El conjunto de investigadores utilizó modelos matemáticos realistas estructurados por edad (RAS), que incluye la potencial inmunidad después de la infección, demografía, incidencias de la COVID-19 y otros detalles.
Así, el modelo RAS y su marco general explora varios escenarios posibles para detectar el desarrollo de las crisis pandémicas y futuras. El enfoque concentrado estrictamente en el SARS-CoV-2 “resalta cómo el riesgo cambiará con el tiempo a diferentes clases de edad que pueden sufrir una carga de enfermedad”.
Ruiyun Li, becario postdoctoral de la Universidad de Oslo y coautor del documento en línea, manifestó respecto a RAS: “En un escenario de inmunidad duradera, ya sea permanente o al menos 10 años, se predice que los jóvenes tendrán las tasas más altas de infección, ya que las personas mayores están protegidas de nuevas infecciones por una infección previa”.
Jessica Metcalf, profesora asociada de ecología, biología evolutiva y asuntos públicos de la Universidad de Princeton, dijo que la premisa de Li tendría sentido si las reinfecciones producen enfermedades leves.
Vacunas: la principal vía de solución ante la pandemia
Por otro lado, analizando la inmunidad a corto plazo posinfección, Bjørnstad insiste en que el pilar de la protección recae en vacunarse con las dosis correspondientes, por lo que debemos hacerlo “lo antes posible”.
Pone el hombro. La jornada de vacunación de adultos mayores de 80 años continúa hoy, pese a la inmovilidad obligatoria. Foto: Antonio Melgarejo/La República
COVID-19: se espera que entre uno a 10 años la enfermedad sea un leve catarro en infantes
En otro estudio publicado el 12 de febrero dentro de la plataforma de Science, se planteó que “una vez que se alcanza la fase endémica y la exposición primaria en la infancia, el SARS-CoV-2 puede ser no más virulento que el resfriado común”.
Investigadores de los departamentos de Biología en la Emory University y la Universidad Estatal de Pensilvania habían adelantado esto: “Dependiendo del tipo de respuesta inmune que genere, una vacuna podría acelerar el establecimiento de un estado de endemicidad leve de la enfermedad”.
Un grupo de mujeres y niños usan mascarillas como precaución contra el coronavirus COVID-19 cuando cruzan una carretera en Beijing. Foto: AFP.
Jennie Lavine, investigadora de la Universidad Emory y primera autora del artículo de Science, se animó a decir que esta etapa de pandemia “tardará entre uno y 10 años”, estimación que, según el diario El País, es respaldada por especialistas de evolución viral e inmunología.
De acuerdo con Lavine, bloquear el avance de la enfermedad juega un papel tan importante como reducir los contagios. Asimismo, a través de las diversas vacunas, la inmunidad se irá fortaleciendo.
Los autores del trabajo científico subrayaron que las medidas de aislamiento y las inoculaciones contra la COVID-19 se deben reforzar. Cuando la fase pandémica se vuelva endémica, es posible que la vacunación sea todavía necesaria.
Al aparecer variantes más contagiosas, contó Lavine, con la característica de que no sean mortales, mejoraría la situación porque mantendrían al sistema inmunológico actualizado. Lo contrario ocurriría si surge una variante que cause una enfermedad grave, sobre todo en los no vacunados, aunque esto es poco probable.