Durante la expansión de la COVID-19, los promotores del dióxido de cloro han recurrido a distintos argumentos para justificar el consumo de este compuesto químico. Sin embargo, Verificador ha desmentido en numerosas ocasiones su efectividad contra el nuevo coronavirus y otras enfermedades, como el cáncer o la malaria.
En Facebook, una publicación compartida más de 3.500 veces asegura que el Ministerio de Salud repartió hipoclorito de sodio para consumo en humanos durante la epidemia del cólera en el país. Luego, promueve el uso del CDS. Tal afirmación es falsa, ya que, como indica la propia imagen, esta sustancia se utiliza para potabilizar el agua y en cantidades muy reducidas.
Publicación viral que afirma que el Ministerio de Salud repartió hipoclorito de sodio como medicamento. Foto: Captura.
“Hubo un tiempo en que el Ministerio de Salud te obsequiaba hipoclorito de sodio, conocido como lejía, para el consumo en humanos y así salvaguardar la salud de la población ante el terrible mal del cólera, tal parece que en aquel entonces valía más preservar y velar por la vida humana”. Así inicia la publicación, fechada el 4 de agosto.
Sin embargo, es falso que durante la epidemia del cólera en Perú, en la década de 1990, el Gobierno promoviera el consumo de lejía en humanos para combatir la enfermedad. De acuerdo con el artículo Historia del cólera en el Perú en 1991, de la revista Acta Médica Peruana, para combatir el brote, se hizo principal hincapié en “la difusión de medidas de limpieza y adecuados hábitos alimentarios”, como hervir el agua de uso doméstico y limpiar frutas y vegetales.
Por lo tanto, y como señaló El Peruano, entre estas campañas masivas de limpieza y aseo personal, se difundió “el uso de gotas de lejía o cloro para hacerla potable [al agua], segura para beber o preparar los alimentos”. De esta manera, se prevenía el avance del cólera, cuya transmisión se daba a través del agua contaminada. No fue utilizado como medicamento, como sugiere la publicación viral.
Cabe señalar que el hipoclorito de sodio es un potente desinfectante, utilizado comúnmente en productos de limpieza. No obstante, según información de MedlinePlus, su consumo en seres humanos puede causar intoxicación, y su carácter cáustico puede provocar lesiones al tener contacto con el tejido corporal.
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La fotografía adjunta es engañosa. El envase no corresponde con el período consignado, ya que presenta el logotipo actual del Ministerio de Salud, asignado tras la estandarización de los logos ministeriales durante el Gobierno de Ollanta Humala, como señaló la entidad a este medio.
Logotipo actual del Ministerio de Salud en envase de hipoclorito de sodio. Foto: Captura.
Asimismo, la propia imagen del envase detalla su aplicación: “Se usa para la desinfección del agua para consumo humano”. “Adicionar 3 gotas por litro de agua o 1 tapita por cada 20 litros de agua y esperar 30 minutos antes de beber”.
De acuerdo con la Guía Técnica para la Implementación, Operación y Mantenimiento del “Sistema de Tratamiento Intradomiciliario de agua para consumo humano - Mi Agua”, elaborada mediante la Resolución Ministerial N°647-2010 del Ministerio de Salud, se contempló la distribución del hipoclorito de sodio al 0,5% con el propósito de desinfectar el agua filtrada para el consumo humano, así como las frutas y verduras. Esta aplicación se especifica en el Anexo 01.
Anexo 01 de la Guía Técnica para la Implementación, Operación y Mantenimiento del “Sistema de Tratamiento Intradomiciliario de agua para consumo humano - Mi Agua”. Foto: Captura.
En consecuencia, la distribución del hipoclorito de sodio, sea en la pandemia del cólera como en la última década, estuvo limitada a usos estrictamente desinfectantes, a fin de que las personas pudieran acceder al agua potable y evitar la transmisión de enfermedades. La publicación afirma falsamente que se utilizó como remedio, y justifica así el consumo de dióxido de cloro.
“Hoy en día muchos médicos y personas están combatiendo el virus con un mineral conocido como dióxido de cloro (clorito de sodio + ácido cítrico), que es un mineral mejor elaborado que no intoxica ni mata y con miles de testimonios de médicos y de personas curadas del virus, pero los intereses se anteponen y la vida humana no vale nada para los gobiernos”, continúa el post de Facebook.
Tal afirmación es engañosa. Como mencionamos líneas arriba, Verificador ha desmentido que el consumo de dióxido de cloro sea efectivo para el tratamiento de diversas enfermedades, entre ellas la COVID-19. Este compuesto puede ser dañino para la salud, como consignan instituciones sanitarias como la Food and Drug Administration (FDA), en Estados Unidos, y la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas (Digemid), en Perú.
Según explica el portal Salud con Lupa, el compuesto químico del dióxido de cloro (ClO2) no libera oxígeno, como aseguran los defensores de su consumo. Esto es así debido a que los átomos que lo componen (uno de cloro y dos de oxígeno) no se pueden disociar, es decir, no pueden separarse de forma simple, dada la interacción covalente entre los mismos, que aumenta la estabilidad de la molécula y la hace más difícil de romper.
Al consumir la sustancia, su carácter oxidante puede afectar a la hemoglobina y generar metahemoglobina, que no tiene la capacidad de transportar oxígeno en la sangre. En consecuencia, tampoco sirve para oxigenar el organismo.
Verificador consultó con Alfonso Apesteguía, director del Centro de Información, Control Toxicológico y Apoyo a la Gestión Ambiental (CICOTOX) de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UNMSM, quien advirtió sobre los niveles de toxicidad del hipoclorito de sodio y el dióxido de cloro (CDS).
De acuerdo con la explicación del especialista, el dióxido de cloro es una sustancia de toxicidad moderada. Sin embargo, en el largo plazo, puede provocar una intoxicación crónica. Su uso principal está destinado a la desinfección del agua y al blanqueamiento de la pulpa de la madera, en la industria del papel, y no está permitido su consumo.
Por su parte, el hipoclorito de sodio (lejía) es una sustancia cáustica capaz de provocar una toxicidad aguda, lo que incluye irritaciones en el estómago, esófago y puede ser letal. Aun con una concentración de 0,5% (0,5 gramos por 100 mililitros de agua), requiere una gran cantidad de agua para desinfectarla sin presentar efectos tóxicos.
Cantidades permitidas de consumo del dióxido de cloro
La Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades de los Estados Unidos (ATSDR, por sus siglas en inglés) señala que la EPA (Environment Protection Authority) “ha establecido una concentración máxima permitida en agua potable de 0,8 miligramos de dióxido de cloro por litro de agua (mg/L)”, o partes por millón (ppm). En tales cantidades, el consumo de CDS resulta inofensivo para el organismo y puede beberse.
El problema surge cuando se supera con creces esta concentración. En tal sentido, Apesteguía señaló que las recetas que promueven los defensores del dióxido de cloro para tratar la COVID-19 se encuentran entre 20 y 40 partes por millón, 20-40 miligramos por litro, lo que sobrepasa el límite establecido por la EPA. Esto puede llegar a causar insuficiencia respiratoria o metahemoglobinemia.
¿Cómo ocurre la metahemoglobinemia?
La sangre es un tejido compuesto por glóbulos blancos, rojos y plaquetas, explicó el especialista en toxicología. Se conoce como hemoglobina a la proteína presente en los glóbulos rojos, que lleva el oxígeno a través de la sangre a los tejidos del cuerpo. Al tener contacto con el dióxido de cloro, la proteína pierde su capacidad para oxigenar.
“Químicamente hablando, [la hemoglobina] en el medio tiene un átomo de fierro de valencia +2. El CDS convierte ese fierro +2 en fierro +3. Eso le quita la propiedad a la hemoglobina de transportar oxígeno”, señala Alfonso Apesteguía. De este modo, la hemoglobina se convierte en metahemoglobina, y en altos niveles provoca metahemoglobinemia, enfermedad que puede conducir a la muerte.
Es falso afirmar que el Ministerio de Salud repartió hipoclorito de sodio para consumo humano durante la epidemia del cólera. Este compuesto químico fue distribuido como desinfectante de agua y alimentos, no como medicamento. La misma imagen adjunta lo desmiente. Además, su ingesta puede causar intoxicación.
Por otra parte, si bien el dióxido de cloro es menos tóxico que el hipoclorito de sodio, su consumo en seres humanos solo está permitido hasta un máximo de 0,8 ppm, es decir, 0,8 miligramos por litro, y no existen pruebas de su efectividad para curar enfermedades. Por el contrario, si se consume en grandes cantidades, puede causar daños hepáticos e intestinales, así como metahemoglobinemia.
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