En la primera semana de junio, una publicación titulada “Síntomas actualizados del nuevo COVID-19″ aseguraba que comer carnes rojas y embutidos disminuiría la inmunidad y el nivel de pH. Además, también recomendaba “hacer gárgaras de agua con sal” e inhalar eucalipto o mentol.
“Todos tenemos la pandemia, sean con síntomas o asintomáticos; la única diferencia es que no se presenta fuerte en nuestro cuerpo porque tuvimos una buena alimentación y cuidado y tenemos un buen pH”, afirmaba uno de los post. Al menos dos publicaciones del 4 de julio sumaron más de 20.000 compartidos.
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Dos post del 4 de julio sumaron más de 4.000 interacciones.
El potencial de hidrógeno (pH) “mide el grado de alcanilidad o acidez de una sustancia”, de acuerdo al National Cancer Institute de Estados Unidos. El médico de familia Jhon Cruzado Nuñez explicó a La República que cada fluido del organismo tiene su propio pH.
El estudio publicado en la International Journal of Environmental Research and Public Health contiene una tabla con los valores aproximados. Si el valor es menor a siete, es ácido, y si es mayor (pero menor a 14) es alcalino.
Fuente: The Alkaline Diet: Is There Evidence That an Alkaline pH Diet Benefits Health? (2011)
Los dos últimos fluidos de la tabla son el pH venoso y el pH arterial. Ambos conforman el pH sanguíneo, el cual oscila normalmente entre 7,35 y 7,45, según Cruzado Nuñez.
El American Institute for Cancer Research explicó que un pH fuera de los rangos de neutralidad es un indicador de un problema grave de salud, “no la causa”. Es decir, una persona no está mal de salud por presentar un pH irregular: tener un pH sanguíneo demasiado alcalino o ácido es un signo de que el cuerpo tiene una enfermedad.
¿Cómo se calcula el pH del cuerpo? Midiendo el pH de la sangre, de acuerdo a un documento del Departamento de Agricultura de Carolina del Sur. Este, a su vez, “es regulado por los sistemas buffers o amortiguadores (de bicarbonatos, hidrogenios y proteínas)”, ilustró el médico de familia, por lo que, en un cuerpo sano, “es neutro”.
Edinson Sánchez, representante del Colegio de Nutricionistas de Lima (CNL), descartó que cualquier alimento altere el pH sanguíneo. “Por más alimento ‘alcalino’ que consumas, tu cuerpo no se ‘alcaniliza’”, señaló a este medio.
En una verificación anterior, explicamos que la carne tiene un pH alcalino, pero deja residuos ácidos en el organismo, por lo que está clasificada como un alimento acidificante.
En ese sentido, el investigador de la Asociación Argentina de Virología, Juan Carballeda, dijo a AFP Factual que ningún alimento ácido o alcalino va a “contrarrestar la infección o el contagio del coronavirus o un virus en general”.
Al pasar por el proceso de digestión, los alimentos dejan metabolitos, compuestos o residuos, de acuerdo al nutricionista Sánchez. De todos los pH del cuerpo, el único que se puede ver afectado por la alimentación es el de la orina, según un artículo del Doctor en Medicina (MD) Gabe Mirkin, publicado en Quackwatch.
“La orina es el único fluido corporal que puede cambiar su acidez mediante alimentos o suplementos (...), pero eso es irrelevante, ya que su orina está contenida en su vejiga y no afecta el pH de ninguna otra parte de su cuerpo”, explicó en su artículo Gabe Mirkin, MD.
Por otro lado, la nutricionista Nathaly Aguilar diferenció, para una verificación anterior, entre la carne blanca (aves y pescado) y la roja (de res, incluye las vísceras). El término carne procesada se refiere a los embutidos y a las hamburguesas (derivados cárnicos).
Distintas organizaciones y profesionales de la salud han recomendado la disminución de la ingesta de carnes rojas y desaconsejado el consumo de carnes procesadas, como la Escuela de Salud Pública de Harvard y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Fuente: Escuela de Salud Pública de Harvard.
La Escuela de Salud Pública de Harvard estableció que la mitad del plato debía contener frutas y verduras. Una cuarta parte, granos integrales y el cuarto restante, una proteína saludable.
“Escoja pescados, aves, legumbres y nueces (explicó refiriéndose a las proteínas); limite las carnes rojas y el queso: evite la tocineta (bacon), carnes frías (fiambres) y otras carnes procesadas”.
“Las grasas no saturadas (presentes en pescados, aguacates, frutos secos y en los aceites de girasol, soja, canola y oliva) son preferibles a las grasas saturadas (presentes en la carne grasa, la mantequilla, el aceite de palma y de coco, la nata, el queso, la mantequilla clarificada y la manteca de cerdo)”, especificó la OMS en su entrada sobre alimentación sana.
En el 2015, la OMS consideró que había “evidencia limitada” para asociar el consumo de carne roja con el cáncer colorrectal. En ese entonces, aclaró que no se podía descartar “sesgo o confusión” en los estudios epidemiológicos.
“Este estudio es un recordatorio de que cuanto más puedas reducir (el consumo de carne roja), menos probabilidades tendrás de desarrollar cáncer de intestino”, dijo Julie Sharp a la BBC. “Esto no necesariamente significa eliminar la carne roja y procesada por completo, pero es posible que desees pensar en formas sencillas de reducir la cantidad”, dijo.
“Las dietas que contienen alimentos procesados, exagerado consumo de alimentos de origen animal y poco consumo de frutas y verduras, (...) sobre todo exceso de carnes, incrementa la ingesta de fósforo, por eso es necesario que el consumo de proteínas para una persona sana debe ser de 0.8 a 1 g/kg de peso corporal que equivale a una porción de carnes (pollo y pescado) del tamaño de la palma de la mano”, recomendó la nutricionista Saby Mauricio, directora de Nutrición Wiener y exdecana del Colegio de Nutricionistas del Perú.
A esto se añade que el médico infectólogo Manuel Espinoza, del Ministerio de Salud (Minsa), explicó a Ojo Público que nuestro sistema inmunológico, independientemente de cuan fuerte sea, no era capaz de evitar el contagio de la COVID-19, debido a que se trataba de un virus nuevo. En la misma nota, el infectólogo Luis Pampa, asesor del Colegio Médico del Perú, comentó que un paciente podía presentar cuadros leves o severos debido a sus propios factores de riesgo, como tener comorbilidades (diabetes, obesidad, etc).
Por último, en Verificador ya desmentimos anteriormente que hacer gárgaras de agua con sal “prevenga el nuevo coronavirus”. Lo mismo ocurrió con el bulo del Mentholatum, mencionado también en la publicación viral.
Ningún alimento, alcalino o ácido, modifica el pH sanguíneo, el cual se mide para conocer el pH del cuerpo. Los alimentos sí pueden cambiar la acidez de la orina, pero este fluido no afecta a los demás pH del resto del cuerpo. Por otro lado, una dieta sana y balanceada va a incluir proteínas. Eso sí, la OMS pide disminuir el consumo de carnes rojas y evitar las procesadas (salchichas, tocino, chorizo, salami, hamburguesas). Por lo tanto, calificamos esta publicación viral como falsa.