Cusco, conocido como el corazón del Imperio Inca, es un destino que rebosa historia y encanto en cada rincón, pero su atractivo va más allá de la famosa Machu Picchu. Desde las calles empedradas y las plazas coloniales de Cusco, donde se entrelazan la arquitectura incaica y colonial española, hasta los remotos pueblos andinos en los que las tradiciones ancestrales aún perduran, cada rincón de esta región respira historia y autenticidad. Ahora, una pareja de argentinos que recorre cada rincón del Perú visitaron la ciudad imperial y dieron a conocer que otros monumentos podrías visitar en dicha región.
En esta nota, descubre cuáles son los cinco lugares imperdibles del Valle Sagrado de los Incas, según el canal de YouTube La Neta en Viaje.
En el Parque Arqueológico de Ollantaytambo, ubicado en el Valle Sagrado de los Incas, se aprecia la arquitectura incaica y colonial española. Sus terrazas agrícolas y templos ofrecen una visión de la vida inca, mientras que sus paisajes montañosos y el río Urubamba atraen a amantes de la naturaleza y la aventura. Es un destino imprescindible para entender la grandeza de la civilización inca y disfrutar de la majestuosidad de los Andes peruanos.
Según el lingüista Adolfo Cerrón Palomino, 'Ollantaytambo' se asimila al término 'ulla-nta-wi', que representaría un 'lugar de observación desde abajo'. Foto: Perurail
El Centro Arqueológico de Moray desconcierta con sus terrazas circulares y su posible función como laboratorio agrícola incaico. Su precisión arquitectónica y su ubicación estratégica lo convierten en un lugar esencial para comprender las técnicas agrícolas avanzadas de los incas y para apreciar la belleza natural de la región.
Moray presenta un laboratorio agrícula inca. Foto: Peru Travel
El Parque Arqueológico de Chinchero es un testimonio vivo del esplendor arquitectónico y cultural del antiguo imperio. Sus ruinas bien conservadas y su Templo Colonial son vitales para comprender la historia y la cosmovisión incaica, mientras que sus paisajes impresionantes lo convierten en un destino imperdible para los amantes de la historia y la naturaleza.
En el Parque Arqueológico de Chincheros se hallaron andenes y acueductos que abastecían de agua a los antiguos peruanos. Foto: Inkayni Perú Tours
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Explorar Pisaq es adentrarse en un tesoro arqueológico lleno de misterio y esplendor. En sus ruinas incas, terrazas agrícolas y complejos urbanos se observa una ventana única a la grandeza de esta antigua civilización; en cuanto sus vistas panorámicas y su entorno natural cautivan a los visitantes, por lo que se considera una experiencia inolvidable.
El término 'pisaq' proviene de 'p’isaqaq', que representa a una perdiz o ave, ya que el área presenta una forma similar. Foto: Recursos Turísticos
Las Salineras de Maras son un testimonio vivo de la antigua tradición de extracción de sal en el Valle Sagrado de los Incas. Con sus terrazas de sal blancas que contrastan con el paisaje montañoso, este sitio ofrece una experiencia única que resalta la historia y la belleza natural de la región.
Formada por 3.000 pozos de sal natural cercanos al pueblo de Maras. Foto: Boleto Machu Picchu
Para Male y Andy, el sitio arqueológico favorito que les dejó sin palabras fue las Salineras de Mara, pues es muy distinta a la de Argentina y Bolivia, debido a que en Cusco se trata de pueblos llenos de sal.
Machu Picchu fue una ciudad sagrada y un importante centro ceremonial para los incas. Su descubrimiento en 1911 por Hiram Bingham la convirtió en un símbolo del legado cultural inca y la historia precolombina de América Latina.
La ciudadela de Machu Picchu es un ejemplo impresionante de la ingeniería y arquitectura inca. Construida en el siglo XV, la estructura incluye terrazas agrícolas, templos, plazas y canales de agua, todo diseñado y construido con una precisión sorprendente sin el uso de mortero. Estas características arquitectónicas y paisajistas lo han convertido en una de las siete maravillas del mundo moderno.
Agustín Lizárraga, un cusqueño peruano, es reconocido como el descubridor oficial del complejo arqueológico de Machu Picchu. En 1902, Lizárraga halló los restos de este sitio, pero sus esfuerzos por difundir su descubrimiento al mundo fueron en vano debido a la falta de respaldo del gobierno de la época.