Los primates han formado parte de incontables experimentos a lo largo de la historia; sin embargo, uno de los que más generó polémica fue el caso de ‘Gua’. La chimpancé que tenía tan solo siete meses, fue partícipe de la investigación del psicólogo Winthrop Niles Kellogg, quien junto a su pareja crió a su bebé y al pequeño animal como si fuesen hermanos.
El 26 de junio del año 1931, Kellogg y su esposa Luella decidieron llevar a cabo el experimento. Como parte del estudio, la pareja se trazó el objetivo de lograr que Gua aprenda comportamientos humanos mientras el bebé Donald de 10 meses se desarrollaba. Pese a los riesgos, ambos realizaron este ensayo que tuvo un grave resultado.
La prueba que debía durar 5 años, no salió como lo habían planeado. Donald, un bebé que trataba de hermana a la primate, empezó a adoptar singulares actitudes. Tal es el caso que terminó suicidándose de adulto. Aquí te contamos la historia de la chimpancé, un experimento que se salió de control.
Cuando la familia Kellogg le dio la bienvenida a la nueva integrante de la familia, tenían el propósito de descubrir si en realidad los chimpancés y los humanos eran parecidos. El trabajo de los esposos no solo consistía en la crianza de ambos bebés, sino también en estimular todos sus sentidos.
Tal es el caso que ambos fueron sometidos a pruebas crueles como ser molestados por su padres o golpeados en la cabeza con cucharas. Esto, con el fin de entender si los instintos de esta especie de animales eran dominantes o pasivas, así se relató las experiencias en el libro “El niño y el mono”.
Según lo mencionado por el psicólogo, el experimento tuvo una duración de nueves meses. Durante este tiempo, los dos bebés fueron tratados por igual, llevaban la misma vestimenta y hasta realizaban las mismas actividades. Sin embargo, un inconveniente con el niño advirtió a los padres de un futuro peligro.
Gua jugando con su 'hermano' Donald. Foto: captura de YouTube
La chimpancé, que iba en constante análisis, mostraba tener habilidades para finalizar distintas tareas. Podía comer con la cuchara, obedecía las órdenes del psicólogo y hasta iba al baño sin ayuda. Esta y otras destrezas solo corroboraron que estos animales sí podían adaptar comportamientos humanos.
Las aparentes buenas noticias terminaron cuando se percataron que el bebé Donald empezaba a comportarse como un simio. Mientras los niños de su edad podían repetir alrededor de 50 palabras, el bebé solo podía pronunciar unas tres. Tal fue la preocupación que tuvieron que dar por acabado el ensayo.
Gua se sentaba para recibir sus alimentos en un plato con cuchara. Foto: captura de YouTube
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Luego de ver la consecuencias de criar a su hijo con un chimpancé, el psicólogo decidió dejar a Gua en el Orange Park un 28 de marzo de 1932. El animal, que se encontraba junto a los de su especie, no llegó a acostumbrarse a la vida en cautiverio y murió pasado un año.
Donald Kellogg, quien mostraba en sus primeros meses tener actitudes de primate, logró imitar sonidos de chimpancé, un aspecto que asustó a sus padres. Si bien habían rumores de que el proyecto había finalizado porque se habían cansado de cuidar al animal, no fue así.
Con el tiempo, el psicólogo Kellogg se dedicó a realizar otras investigaciones en torno a los delfines nariz de botella. Finalmente, él y su esposa fallecieron en el año 1972. Su hijo, quien se dedicó a la psiquiatría, se quitó la vida un año después, a la edad de 43.
“Probablemente tuvo más éxito que cualquier estudio anterior a su tiempo en demostrar las limitaciones de la herencia impuestas a un organismo independientemente de las oportunidades ambientales”, resaltaron los autores de The Psychological Record sobre el experimento.
Existen miles de animales en el mundo donde algunos destacan por su gran nivel de inteligencia. Al ver un video compartido en TikTok, se logró determinar que uno de ellos fue un chimpancé, quien no tuvo ninguna dificultad en buscar una solución para satisfacer sus ganas de beber un refresco.
A través de un clip publicado en la cuenta @olik_79, se logró ver la astucia del simio que se encontraba al interior de su recinto cercado por paredes de cristal. Uno de los visitantes intentó invitarle una botella de refresco, pero al ver que no podía pasarle el envase de plástico, él encontró la gran solución.
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A menudo, los repartidores de delivery suelen encontrarse con diversos tipos de sucesos, como le ocurrió a una joven cuando fue a entregar una pizza a una vivienda. La mujer no podía creer lo que veía, por lo que no dudó en publicar el hecho en su cuenta de YouTube.
La trabajadora de una pizzería acudió a un domicilio para entregar un pedido. Como es costumbre, una persona suele salir para recibir el producto y pagarle por el servicio. Sin embargo, en esta ocasión no fue un humano, sino un chimpancé, que incluso llevaba dinero en la mano para abonar por el producto.
Los investigadores que trabajan en el Proyecto Chimpancé Ozouga en Gabón han observado a estos animales aplicar insectos en las heridas de ellos mismos y de los demás, algo que dicen que nadie había visto antes. El video de la observación, publicado en YouTube, podría ser evidencia de automedicación en los animales.
El proyecto Ozouga está ubicado en el Parque Nacional Loango en Gabón, hogar de una manada de unos 45 chimpancés que los científicos han observado y estudiado durante años. Pero en noviembre de 2019, la voluntaria Alessandra Mascaro vio algo que nadie en el proyecto había visto antes.
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A menudo se señala que los animales tienen comportamientos muy parecidos a los de los humanos, más aun cuando se trata de primates, mamíferos que han ido cambiando pero aún guardan una ligera similitud con nosotros, tal como lo reveló un video publicado en TikTok.
El protagonista de este nuevo viral fue un chimpancé, cuyo comportamiento acaparó las miradas en la popular plataforma de internet por jugar con una tortuga como si fuera un niño pequeño con un camión.