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Vendía verduras como ambulante, trabajó de sereno y con gran esfuerzo se recibió de contador

Argentina. Querer es poder. De niño ayudaba a su padre y dejó la escuela por su difícil situación económica, pero nunca abandonó sus sueños de convertirse en un profesional. Su historia conmovió en redes sociales.

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En medio de la pandemia por el coronavirus, un hombre cumplió el sueño de su vida al graduarse como profesional pese a muchas adversidades. Roberto Ochonga, de 35 años, recuerda que durante su niñez y adolescencia pasó por innumerables necesidades económicas; sin embargo, la pobreza no fue motivo para dejar de lado sus aspiraciones y convertirse en un gran contador. Su historia conmovió en redes sociales.

De chico vendía verduras en un carrito ambulante junto a su padre para llevar algún dinerito a su casa para solventar los gastos diarios. Cuando tuvo 16 años, dejó la escuela secundaria para ingresar a trabajar en una fundición debido a que el dinero siempre faltaba en casa.

A pesar de las diferentes adversidades, Roberto no dejó de pensar que una persona triunfa si es que estudia. Es por ello, que a los 19 años retomó la escuela y aunque era mucho mayor que sus demás compañeros, nunca se sintió amilanado.

De chico vendía verduras en un carrito junto a su padre para llevar algún dinerito a su casa para solventar los gastos diarios.

“Me queda ese recuerdo de seguir estudiando pese a todo, asistir a todas las clases, sonreír siempre que caminaba los pasillos de la escuela y la satisfacción de cada materia aprobada”, agregó Roberto en su cuenta de las redes sociales.

Cuando trabajaba al lado de su padre, el muchacho recuerda que lo ayudaba a sacar las cuentas porque era muy hábil para los números. “Me vienen muchos recuerdos de cuando yo le hacia los números a mi papá de cuánto habíamos vendido, cuántas bolsas de papa o tomate y le sacaba el porcentaje final que tenía que cobrar”, expresó Ochonga en comunicación con Cadena 3.

Cuando terminó la escuela, quiso continuar con sus estudios y se preparó para ingresar a la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Córdoba en Argentina. No obstante, tuvo que compartir sus clases con su trabajo de sereno.

En un momento su papá se enfermó y varios de sus hermanos fallecieron. Parecía que todo se complicaría aún más, pero salió adelante a pesar de la difícil situación económica y hoy ya tiene su título.

En este contexto, Roberto destacó la ayuda de las becas universitarias y del comedor de la Casa de Trejo. “A la tarde iba a estudiar a la facultad y me guardaba pedazos de pan del comedor para comer a la noche”, contó entre lágrimas.

“El comedor es muy accesible, casi gratis y toda la ayuda social que me han brindado, incluso desde chico, con pequeños regalos de cosas usadas que para mí eran nuevas. Ahora para adelante queda otro paso”, indicó Roberto en sus redes sociales.