La Blockchain, o traducida al español como “cadena de bloques”, es una tecnología con la que las personas pueden llevar un registro seguro, descentralizado, y sincronizado de toda ssus operaciones digitales, sin la intermediación de alguien más. Dicho sistema se originó como una herramienta revolucionaria para las empresas que desean ganar competitividad optimizando sus procesos internos.
La tecnología blockchain permite gestionar la información con seguridad, ofreciendo transparencia a las operaciones. Además, es capaz de mejorar los procesos de negocio y definir modelos con base en entornos colaborativos.
Asimismo, es un sistema que destaca porque puede garantizar la seguridad de los datos que circulan desde cinco dimensiones: disponibilidad, integridad, confidencialidad, trazabilidad y autenticidad.
Cada bloque guardará una copia de la cadena, por lo que en caso de sufrir algún ciberataque, la información seguirá disponible en el resto de nodos, cumpliendo así el principio de disponibilidad.
De igual modo, al tratarse de un registro consensuado, para intentar alterar datos será necesario modificar la cadena completa o el 51% de los bloques. En caso de sufrir alguna alteración significativa, va a quedar un registro visual de ello.
Cuando la información incorporada a la cadena se inserta de manera cifrada, se garantizará la confidencialidad de la misma. Y aunque hay que considerar que toda tecnología presenta un grado de vulnerabilidad, la Blockchain asegura ser una que puede defenderse bien.
No obstante, es importante mencionar que existen desventajas en cuanto a los intercambios de las cadenas de bloques. Por ejemplo, al adquirir criptomonedas, las plataformas actualizan el saldo desde su base de datos local, porque recurrir a la blockchain es lento y supone un costo elevado. El acceso a dicho mercado solo puede lograrse mediante ciertas empresas, las cuales realizan un seguimiento de las divisas que posees.
Además, quienes quieran implementar servicios de blockchain deben trabajar en ofrecer sistemas fiables, porque de no ser así pueden exponer las credenciales y datos de sus clientes a personas malintencionadas.
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Los NFT, traducido al español, son denominados como tokens no fungibles. En otras palabras, son activos digitales que se diferencian de sus similares porque emplea la tecnología blockchain, la misma que las criptomonedas. Esta puede ser entendida como un libro de cuentas con copias distribuidas por un gran número de computadoras. En cada página, se registran operaciones que dependen de resultados que se obtienen en procedimientos previos.
De esa manera, resulta casi inviable alterar los registros, ya que una modificación en un apunte de una página, supone cambiar todas las siguientes. Para que eso suceda con éxito, debería hacerse en todas las copias de ese libro que están distribuidas en incontables ordenadores. Además, el uso de criptografía logra que no se pueda saber quién es el autor de la transacción ni de dónde es, con lo que garantiza la privacidad de los usuarios.
Tal como indica el portal Xataka, desde el inicio de la historia del internet han existido activos digitales. Esta no es una novedad y el ejemplo más común para entenderlo es cuando alguien compra el dominio de una página web. Hay un mercado en el que desde hace varios años estos se negocian por cantidades inmensas. Es por ello que la novedad de los NFT es su base tecnológica, pero no resulta tan peculiar como parece. Es un código que consigue que un producto tenga un valor monetario porque ese activo en específico llega a ser único.