Con el paso del tiempo, el rendimiento de las computadoras se va degradando debido a diversos factores. Frente a esta problemática. Microsoft brinda una serie de recomendaciones que te ayudarán a mejorar fácilmente el funcionamiento de tu PC, ya sea que utilices Windows 10 o Windows 11.
Para sacar el máximo provecho a tu equipo, debes asegurarte de tener instalada la última versión del sistema operativo. Al buscar actualizaciones de Windows, la PC también explorará los controladores más recientes, los cuales ayudarán a mejorar el rendimiento.
Tener muchas aplicaciones, programas, navegadores web y similares abiertos a la vez puede ralentizar el equipo. Para evitar problemas de rendimiento, lo recomendable es cerrar los elementos que no necesitas. Además, puedes reiniciar tu computadora para finalizar cualquier otro proceso.
Gracias a esta opción, puedes utilizar una unidad extraíble, como una memoria USB o tarjeta SD, para mejorar el rendimiento de la PC sin tener que modificar sus componentes internos o agregar más RAM. Eso sí, deberá tener al menos 500 MB de espacio libre y una alta velocidad de transferencia de datos.
Para realizar la configuración, inserta la tarjeta o el USB en tu computadora y dirígete al explorador de archivos. Haz clic derecho en el nombre de la unidad flash y selecciona Propiedades. A continuación, ve a la pestaña ReadyBoost y elige la opción Usar este dispositivo.
Disponer de poco espacio en disco puede afectar considerablemente el desempeño de tu computadora, por lo que es recomendable hacer una depuración. Para comprobar si ya no tienes la memoria suficiente, ve a Inicio > Configuración > Sistema > Almacenamiento.
Al encender tu computadora, algunos programas se inician automáticamente y se ejecutan en segundo plano. Estos procesos adicionales impactan negativamente en el rendimiento, por lo que es mejor desactivarlos desde Inicio > Configuración > Aplicaciones > Arranque > Aplicaciones de inicio.
Para empezar, conecta una o más pantallas adicionales a tu computadora mediante un cable de video compatible al puerto VGA, DVI, HDMI, DisplayPort (DP) o USB-C (que admita DisplayPort o Thunderbolt 3). La cantidad de monitores admitidos dependerá del tipo de tarjeta gráfica que dispongas.
Después de enchufar todo, la PC deberá detectar y mostrar automáticamente la pantalla de escritorio en cada uno de los monitores conectados. De ser así, podrás acceder a diferentes, como organizar su orientación, profundidad del color, estilo de visualización, frecuencia de actualización y más.