Desde que el silicio comenzó a utilizarse para crear transistores microscópicos hace más de medio siglo, la industria de la computación ha generado una verdadera revolución; sin embargo, el tope de esta tecnología tan estandarizada podría asomarse en el futuro próximo y es por eso que ya muchos buscan alternativas tanto más complejas como viables. Una de ellas ha sorprendido al mundo recientemente, pues utiliza nada menos que plástico.
Todo es obra del instituto Arm Research, que en colaboración con PragmatIC lleva investigando y experimentado con la idea de un procesador hecho de este material, al cual ya se le ha bautizado como PlasticARM (ARM por la arquitectura similar a los smartphones modernos).
El último gran hito de estos equipos ocurrió el 27 de octubre de 2020, cuando crearon el procesador ARM sin silicio que podía funcionar tal como cualquier otra CPU. El mismo estaba basado en el Cortex-M0 (el chip ARM más pequeño del mundo) y contenía solo 128 bytes de RAM con 456 bytes de ROM.
¿Qué significa esto? Que ahora es posible armar una serie de microprocesadores sin usar el estándar de silicio que se ha utilizado por años. El primer incentivo para encontrar un reemplazo es el alto coste del material (al cual se le ha dedicado el nombre de todo un valle lleno de compañías dedicadas a la computación: Silicon Valley).
PlasticARM fue tan importante que incluso apareció en un artículo de la revista Nature, en la que se explicaron las posibilidades de este material. Aun así, los beneficios principales son evidentes: los procesadores de plástico son más delgados y mucho más baratos de fabricar que las costosas hojuelas de silicio cristalino, según la propia ARM Research.
Vale precisar que ARM es la compañía británica que diseña la arquitectura (del mismo nombre) para casi todos los procesadores de dispositivos móviles en el mundo y actualmente está en proceso de ser adquirida por Nvidia (aunque se necesita aprobación internacional).
En dicha compañía, ya se adelantan a lo que podría deparar el futuro de este desarrollo: “Esto promete crear sistemas desechables de monitorización de la salud que se puedan aplicar directamente en la piel”, señalan como ejemplo. Por supuesto, una buena parte del enfoque se ha concentrado en el internet de las cosas, pues muchos dispositivos podrían ser ahora “inteligentes”, gracias a que podrían contener transistores en sí mismos.