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Tecnología

Usan tecnología para acercar a adultos mayores con sus familias y actividades diarias

La fusión de un televisor de los años 60 con Google Assistant permite que decenas de ancianos peruanos puedan comunicarse con sus seres queridos y participar de talleres durante la pandemia.

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El dispositivo es amigable para los adultos mayores y contribuye a su bienestar emocional. Foto: Real Plaza

Richard Llanos gusta de escuchar boleros. Las melodías románticas, suaves y cadenciosas de este género musical le recuerdan los días de juventud en los que hacia gala de su ritmo en los imponentes salones de baile de la época. En la actualidad, mientras almuerza en la casa de reposo Betania, una consola reproduce aquella etapa de su vida: condensada en la canción “Bésame mucho”, interpretada por el trío Los Panchos.

La emergencia sanitaria que atraviesa el mundo imposibilitó que Richard pueda ver a su familia regularmente, extrañaba ver sus rostros, en especial uno: el de su nieto. Ante la adversidad, el aparato electrónico que reproduce sus boleros favoritos también permitió que pueda comunicarse con sus seres queridos a través de videollamadas; de esta manera, pudo celebrar su cumpleaños ochenta y tres junto a sus compañeros de promoción.

El aparato electrónico que acompaña al octogenario y sus compañeros de la residencia tiene como nombre Consola Retro Smart: un híbrido de televisor antiguo y smartphone. A pesar del sofisticado nombre, este equipo electrónico es amigable con los adultos mayores que lo usan día a día. “Tiene buen volumen, escucho muy bien y funciona por voz. Me gusta que no tenga antenas y no se le vaya la señal”, cuenta Llanos con mucho entusiasmo.

Crear espacios donde todos puedan ser felices

El aparato electrónico empezó a desarrollarse por los difíciles momentos que atraviesan los adultos mayores en la actualidad, ya que al ser más vulnerables a la COVID-19 deben mantener un aislamiento mayor, lo cual generó que perdieran el contacto con sus familias y las actividades que realizaban.

La alianza entre Real Plaza, Juguete Pendiente y Entel busca acercar a los adultos mayores, a través de la tecnología, con actividades que los hacían felices antes de la pandemia: conversar con su entorno más cercano, realizar talleres y disfrutar de la música.

La programación actual de aparatos inteligentes tiene comandos que dinamizan la experiencia del usuario promedio, pero no fueron pensados para los adultos mayores que no están acostumbrados a la tecnología, esto hace que la mecánica de uso resulte compleja para ellos. “Reentrenamos al asistente de voz, con frases, entonaciones, pedidos y contenido con el que ellos usualmente están familiarizados”, afirma Kenny Quiroz, ingeniero industrial a cargo del proyecto.

Para familiarizar el dispositivo a los adultos mayores, se usó la carcaza de una televisión de los años 50, ya que es equipo que ellos tuvieron en algún momento. A continuación, se simplificaron los comandos con un lenguaje que usan diariamente y se integró una interfaz sencilla y práctica. Como resultado se obtuvo un equipo acorde a su “tiempo tecnológico”.

La elaboración de cada Retro Smart tiene una duración de aproximadamente veinte días, dependiendo de la estructura que se usará, además de cinco a diez días más para su programación.

Días de boleros y reencuentros

Con el producto terminado, la fase final consistió en distribuir el dispositivo en casas de reposo de Lima, Chiclayo y Arequipa. De esta manera, centenas de adultos mayores pudieron tener acceso a distintos contenidos: música, videos en los que pueden visualizar sus talleres y las tan esperadas visitas a través de videollamada. “Cada consola tiene la lista de familiares con los que los usuarios podían hablar. Esta sin duda fue una de las funciones que adoptaron con más emoción”, acota Quiroz.

Vanessa Vásquez, directora ejecutiva de la ONG Juguete Pendiente, considera que es sustancial brindar calidad de vida a los adultos mayores, así como otorgarles herramientas para mejorar su salud mental y anímica.

Foto: Real Plaza

Así, Richard Llanos y adultos mayores de distintas zonas del país pudieron retomar sus actividades cotidianas gracias a una conectividad que en un principio los alejaba, pero que ahora los acoge, les permite ver los rostros de sus familias, recordar otroras sonatas de bolero en salones de parqué y cortinas de terciopelo, y los integra a una sociedad que día a día parece olvidarlos.