Perfil Michel Van Rijn es conocido en nuestro medio por el hallazgo de un altar colonial -robado en la capilla de Challapampa, Puno- que fue subastado en Santa Fe, Nuevo México. Van Rijn movilizó al FBI y denunció su hallazgo a la prensa internacional en mayo del 2003. Sin embargo, hasta la fecha las autoridades peruanas no logran repatriar el altar y la denuncia duerme en las oficinas del INC. Investigador Michel Van Rijn llegó a Lima para denunciar el tráfico ilegal del patrimonio cultural peruano. Por ROBERTO OCHOA B.- Seis lienzos coloniales robados a mediados del año 2000 en el poblado de Hualahoyo, en las afueras de Huancayo, son comercializados a vista y paciencia de las autoridades en la ciudad de Santa Fe, estado de Nuevo México (EEUU), a 30 mil dólares como precio base. Esto fue revelado por Michel Van Rijn, destacado investigador de tráfico de obras de arte latinoamericano, quien llegó a Lima para denunciar el hecho e insistir en la recuperación de otras joyas del patrimonio cultural peruano que circulan libremente en el "mercado negro" de Estados Unidos. Los "informantes" de Michel Van Rijn en Santa Fe y otras ciudades cercanas a la frontera con México tuvieron acceso a uno de los lienzos de Hualahoyo ofrecidos por traficantes vinculados con la mafia que suministra obras a los coleccionistas locales. "Pero sabemos que otros cinco lienzos ya fueron comercializados", sostiene Van Rijn. Estas pinturas forman parte de un colección de pequeños lienzos (poco más de un metro) robados en el templo de Hualahoyo, a solo quince kilómetros de Huancayo. En total fueron 70 obras de autor anónimo dedicados a representar la creación del mundo y del hombre, así como la vida y pasión de Cristo. Todos han desaparecido. Los últimos cuadros fueron robados a mediados del año 2000, pero la noticia se hizo pública el 8 de julio como uno más de los "robos sacrílegos"que abundan en las capillas del valle del Mantaro. Van Rinj tuvo conocimiento del robo luego de leer la sección "La última víctima" publicada en la revista Iconos, especializada en temas de conservación y restauración de nuestro patrimonio cultural. "Las obras fueron pintadas por un discípulo del maestro Quispe Tito (siglo XVII) que supo incorporar detalles de inspiración flamenca a su obra -sostiene Van Rijn-. Este detalle lo convierte en una pieza apetecible para los coleccionistas". "Lo curioso es que los agentes de la policía de EEUU poco o nada pueden hacer con nuestras denuncias porque existe una sospechosa inoperancia de las autoridades peruanas", agrega el investigador. "ROBO SACRÍLEGO" Hualahoyo está ubicado en el distrito de El Tambo, Huancayo, y hasta hace algunos años contaba con una capilla de arquitectura colonial que fue demolida para ser reemplazada por una horrenda construcción de ladrillos y calaminas que semeja un salón comunal. Eso bastó para que los ladrones se introdujeran en el nuevo local y cargaran con las últimas nueve pinturas. Lo curioso es que el propio arzobispado de Huancayo ofreció un lugar seguro para albergar los 9 lienzos. Sin embargo, el pedido no fue aceptado y meses después se produjo el robo sacrílego. Por aquellos días, la conservadora Natalia Nieto organizó una campaña de protección del patrimonio cultural del valle del Mantaro, denunciando la "bárbara" depredación de las pinturas coloniales: "Mafias vinculadas con coleccionistas limeños no tienen escrúpulos en destruir altares completos o de robar cien cuadros a la vez".