El pasado lunes 29 de enero, en horas de la tarde, un incidente sacudió las calles de Santa Anita. Un tanque de aguas residuales en la fábrica de PepsiCo se desprendió y desencadenó una explosión que causó estragos materiales y tres pérdidas humanas. Las cámaras de seguridad de empresas cercanas capturaron el momento exacto de la tragedia e imágenes estremecedoras de la devastación.
Las grabaciones difundidas por medio de América Noticias revelaron cómo la explosión arroja agua con fuerza descomunal, inundando las calles adyacentes y provocando daños significativos en vehículos y propiedades cercanas. Algunos pequeños árboles fueron arrastrados por la corriente, mientras se generaba un peligroso aniego que paralizó el tráfico.
La magnitud del desastre obligó a desplegar un importante operativo de seguridad, con presencia policial y municipal, para resguardar la zona afectada. El olor fétido del agua, consecuencia del desprendimiento del tanque, persiste en el ambiente, aunque ha disminuido desde el día del suceso.
Explosión en fábrica PEPSICO, Santa Anita. Foto: Grace Mora / URPI
PepsiCo emitió un comunicado lamentando el incidente y señalando que las autoridades están investigando las causas. Confirmaron la trágica pérdida de tres personas y varios heridos, incluyendo a un colaborador directo de la empresa. La comunidad local exige acciones inmediatas para esclarecer lo sucedido y prevenir futuros accidentes de esta naturaleza.
Vecinos han presentado quejas sobre los desagradables olores provenientes de la fábrica de Pepsico. Un residente local ha intentado comunicarse con la Municipalidad de Santa Anita, el Ministerio del Ambiente (Minam) y el Ministerio de Salud (Minsa) para expresar sus preocupaciones, pero no ha recibido atención de ninguna de estas instituciones. Además, señaló que, después de su denuncia, la empresa cambió su nombre a Snacks América Latina, aunque sigue siendo la misma entidad concesionaria. Este señalamiento se remonta a 2020.
El denunciante también sugiere que el problema podría deberse a la explosión de ductos que emiten gases contaminantes. Afirma que continuará luchando para lograr el cierre de la fábrica debido a los impactos negativos en la salud de los residentes, muchos de los cuales sufren de enfermedades como diabetes y cáncer. Además, destaca que la zona no está destinada a actividades industriales y menciona la adquisición de una máquina que supuestamente debería mitigar los olores, aunque los residentes no han tenido la oportunidad de verificar su efectividad.