El 11 de setiembre de 1973, las fuerzas militares de Augusto Pinochet irrumpieron en el Palacio de la Moneda, de Chile, para derrocar al presidente Salvador Allende. Este lunes se cumplen 50 años de este atentado a la democracia en el país vecino y La República pudo conversar con dos personajes que fueron afectados directamente por la persecución política del nuevo régimen. Se trata de Julio Abelleira, odontólogo chileno que escapó a Perú tras el inicio de la dictadura, y Mercedes Bulnes, actual diputada que se refugió en Países Bajos cerca de ocho años. Además, Rosemarie Bornand, abogada en derechos humanos, brinda su opinión sobre lo sucedido y asegura que, a pesar del tiempo trascurrido, aún existen heridas por sanar y justicia por alcanzar.
Julio Abelleira llegó al Perú cuando sintió que ya no podía seguir en Chile porque su vida y libertad estaban en peligro. Luego de que trascurrieran seis meses desde que Pinochet tomara el poder, decidió cruzar la frontera entre Arica y Tacna. Arribó en Lima junto a un grupo de personas y, gracias a la ayuda de algunos ciudadanos, pudo ponerse a buen resguardo. Julio Abelleira era considerado enemigo del régimen de Augusto Pinochet porque tenía ideas progresistas y de izquierda.
"Lo que sucedió en Chile, más que una dictadura, fue un genocidio destinado a eliminar a un segmento de la población que pensaba distinto. Decenas de miles de torturados, encarcelados y cientos de miles exiliados", cuenta para La República.
En total, permaneció refugiado en el Perú aproximadamente cinco años. Fueron dos etapas. La primera en 1974. En aquella oportunidad, fue recibido por un alto comisionado en las Naciones Unidos y por ciudadanos del Consejo Mundial de Iglesias y del partido progresista, quienes le apoyaron con ropa y comida. En tanto, desde 1986 hasta 1990, radicó por segunda vez en Perú porque aún no podía ingresar a Chile. "Estaba prohibido", recuerda Julio.
Aunque ya han pasado 50 años desde que Pinochet dio el golpe de Estado, para el odontólogo aún las heridas están abiertas porque "los culpables no han sido castigados" y "los cuerpos de los que desaparecieron no se han encontrado".
"Para sanar las heridas, se necesita quitar la causa de esas heridas y eso no ha sido eliminado (...). Más de la mitad de los detenidos desaparecidos no han encontrado sus cuerpos ni se ha aportado información fidedigna para saber dónde están o qué fue de ellos, eso hace que madres, esposas, hijos de aquellas personas todavía sigan viviendo un duelo infinito", agrega.
La historia de Julio Abelleira no es aislada. En 1973, ocurrió un exilio masivo en Chile. En ese contexto, Mercedes Bulnes, abogada y actual diputada del país vecino, junto con su esposo, llegaron a Países Bajos. Cuando ocurrió el golpe de Estado, ella se encontraba con un embarazo de tres meses. Los días posteriores fueron considerados angustiantes porque no solo presenció allanamientos, sino asesinatos y desapariciones.
"La violación sistemática de derechos humanos empieza en la misma hora del golpe porque el bombardeo del palacio de Gobierno era una manera de indicar el inicio de una política contra los opositores de manera sistemática hasta el término de la dictadura (...). Eso continuó hasta el último día de la dictadura", indica Bulnes.
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Al igual que Julio Avelleira, la abogada Mercedes Bulnes considera que aún existe una deuda pendiente con las víctimas de la dictadura.
"Yo creo que solo con verdad y con justicia. Las heridas, si no sanan, si no se limpian, una persona sabe que si una herida está abierta, puede llegar a la cangrena, si no limpiamos la herida, no cura. Y solo la verdad y justicia limpian la herida", añade.
Rosemarie Bornand, abogada de derechos humanos, vivió toda la dictadura de Chile en su país. Desde su experiencia, pudo observar que Perú se convirtió en el hogar de los exiliados. Y, aunque no tiene el número exacto de cuántos migraron, recuerda que fue una "avalancha de personas que debían irse para salvar sus vidas".
"Los primeros ciudadanos que debieron migrar se fueron precisamente a nuestro pueblo hermano del Perú y, posteriormente, a veces conjuntamente, a la república Argentina, somos países limítrofes, y ambos abrieron sus puertas (...). Perú era para nosotros un pueblo amigo que no ofrecía riesgos a nuestros nacionales", menciona.
Esta relación de confraternidad, de acuerdo a su versión, habría iniciado desde años atrás, cuando ilustres ciudadanos peruanos buscaron refugio en Chile.
Este miércoles 13 de septiembre, en el Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social (LUM), del Ministerio de Cultura del Perú, se llevará a cabo un conversatorio de nombre 'Mirando en futuro, a 50 años del golpe de Estado en Chile' a las 6.00 p. m. El ingreso es gratuito.