Lo mataron por luchar contra el narcotráfico. Según el Ministerio Público, cinco sujetos participaron en el crimen del líder asháninka Santiago Camilo Contoricón Antúnez (57) el 8 de abril en Satipo, Junín. Este 21 de agosto, se dictó nueve meses de prisión preventiva contra dos de los implicados, nombres que fueron relevados por La República.
Se trata de Neto Prado Palomino (26), presunto autor del disparo, y Jesús Sulca Huamán (34), quien sería el dueño de la droga que la PNP incautó gracias a la información del dirigente, por lo que habría ordenado ejecutarlo. El delito es sicariato para ambos. Al primero también se le atribuye tentativa de homicidio, pues de acuerdo con las investigaciones intentó matar a la hija de Contoricón por pedir auxilio, pero se le trabó el arma.
El Juzgado de Investigación Preparatoria de Satipo dispuso la ubicación y captura de ambos delincuentes, quienes radican en el Cusco. Ellos tendrán que ir al penal de Río Negro, al igual que Ronal Pozo Huamán (26), el primer detenido y sindicado de ser el chofer que trasladó en moto a Neto Prado hasta la casa de la víctima.
Por otra parte, Gerson Tello Asto (23), a quien se le atribuye haber vigilado la vivienda, y Antony Leoncio Loayza Canales (24), el dueño de la moto utilizada, recibieron solo comparecencia restringida, pero tendrán que pagar una caución de 5.000 soles.
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La Fiscalía Supraprovincial Especializada en Derechos Humanos e Interculturalidad de Junín, a cargo del fiscal Pedro Vega Rodríguez, apeló. También lo hizo la abogada de los deudos del líder asháninka, Jerí Vásquez.
Según la tesis fiscal, Sulca Huamán sería el líder de una organización criminal dedicada al tráfico de drogas. Él habría ordenado el crimen en venganza porque días antes Contoricón ayudó a que la PNP intercepte más de 200 kilos de alcaloide de cocaína cerca de su localidad, en Río Tambo, Junín.
La viuda e hijos de Santiago Contoricón, desde el asesinato, dejaron su hogar en Puerto Ocopa y se ocultan por temor a mayores represalias.
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Santiago era maestro. A inicios de los 90, se dio cuenta de que el terrorismo ganaba terreno y organizó el primer grupo de ronderos. Así rescató cerca de diez comunidades esclavizadas por los narcotraficantes.
En los últimos años, se trazó un nuevo objetivo por su pueblo: “Lo que vamos a enfrentar ahora es el narcotráfico”. Cumplió su promesa hasta el final.
Mar Pérez, abogada de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos (CNDDHH), advirtió que, desde enero del 2020 hasta la actualidad, se registran 33 asesinatos de defensores de derechos humanos, de los cuales el 60 % corresponde a líderes indígenas y protectores del medio ambiente.