Familiares de Luis Rojas, efectivo de la PNP que fue baleado mientras era asaltado en Los Olivos, denuncian que fiscales habrían liberado al conductor que ayudó a los delincuentes a escapar y a los padres de uno de los implicados, en cuyo hogar se halló el arma robada del joven de 25 años.
“A los agraviados nunca nos avisaron que había una audiencia o si han ido sus abogados. Con un familiar que es abogado fuimos por si acaso a la Dirincri de Los Olivos y nos dimos con la sorpresa de que estaba dando su manifestación el detenido y nosotros no sabíamos. Supuestamente, la policía tiene abogados y ese abogado tampoco se ha hecho cargo y lo han pasado al Poder Judicial. No sé qué es lo que el juez habrá argumentado. Nos avisaron que los habían liberado habiendo pruebas”, expresó una fuente a La República.
Según las mismas declaraciones para este medio, agentes de la Policía Nacional del Perú habrían encontrado en el cuarto de uno de los sindicados dos revólveres, siendo uno de ellos el que fue sustraído a Rojas. Ambos padres, dueños del recinto, fueron retenidos por apropiación de armamentos, pero también quedaron libres.
“Después de su crimen han ido a comer pollo, incluso ese chófer que estaba movilizando a la banda se ha tomado foto con la pistola como si fuese un trofeo. Y ahorita prácticamente están libres y Luis está luchando por su vida, está en estado de coma”, mencionó el entrevistado.
Finalmente, anunció que junto a vecinos de la víctima de este atentado acudirán al Poder Judicial a realizar un plantón. “Vamos a averiguar por qué lo han soltado habiendo tantas pruebas”, afirmó.
Luis Rojas se encontraba regresando a su vivienda junto a un amigo cuando tres sujetos los interceptaron para robarles. Su acompañante logró escapar, pero el efectivo fue golpeado en la cabeza con una pistola. Luego de caer, los malhechores le dispararon dos veces y escaparon con sus pertenencias.
Aún consciente, pudo ponerse de pie y solicitar ayuda a sus vecinos. Logró ser trasladado al centro de salud Luis Negreiros y, después, al hospital de la Policía, donde finalmente fue operado durante 8 horas para retirarle las balas que se alojaron en el tórax y en uno de los pulmones. Desde ese momento permanece sedado.