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Sociedad

Sismos en Moquegua: La Capilla, un pueblo que ruega por ayuda

Miedo. El 80% de las casas en el epicentro del sismo del martes tiene las paredes fisuradas o sus muros colapsaron. Las autoridades han respondido rápido para liberar las vías, aunque aún hay pueblos aislados. Mientras las réplicas continúan.

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Epicentro. La Capilla fue el escenario de más de un centenar de sismos ocurridos en 24 horas. Foto: Rodrigo Talavera/ La República

Por: Roberth Orihuela

La noche del martes Yeni Álvarez y su familia tuvieron que dormir en la iglesia del distrito La Capilla. No tuvieron tiempo siquiera de sacar una chompa o una frazada para abrigarse, pues tenían mucho miedo de que un nuevo sismo terminara sepultándolos bajo las paredes de su casa. Se cubrieron del frío con una frazada que les dieron del municipio y así pasaron la noche, rezando —junto a otras 50 familias— con cada una de las doce réplicas que se presentaron. Solo al día siguiente, cuando Yeni volvió para verificar los daños, se dio con la terrible sorpresa de que la sala de su hogar colapsó. Llorando dice que perdió todos sus electrodomésticos y las herramientas de albañilería de su esposo.

Y es que el sismo de 5.4 grados en la escala de Richter, cuyo epicentro fue el distrito La Capilla, ubicado en la provincia de General Sánchez Cerro en la región Moquegua, fue más fuerte de lo normal. Esto porque el epicentro estuvo a una profundidad de apenas 18 kilómetros. Lo que produjo que se sintiera en todas las regiones del sur. En suma, las autoridades de La Capilla explicaron que el 80% de las viviendas fueron afectadas porque son de adobe o piedra. Tienen fisuras en las paredes o sus muros colapsaron. Una veintena de viviendas han sido declaradas inhabitables, motivo por el cual la noche de ayer la mayoría de los cerca de 500 comuneros durmieron nuevamente fuera de sus casas.

La vía que une al distrito de Puquina con La Capilla también resultó afectada. Se trata de una trocha de 18 kilómetros donde cayeron grandes rocas y en algunos tramos partes de los cerros con piedras y tierra. Lo resaltante es que el municipio de La Capilla coordinó con la municipalidad provincial de Sánchez Cerro para que envíe personal y maquinaria para limpiar la carretera. A las 11 de la mañana de ayer ya habían terminado. Aunque debido a las constantes réplicas, algunas rocas volvieron a caer, estas ya eran más pequeñas.

El daño más grave es en La Capilla y sus anexos. Los pobladores de Samanto han quedado aislados y hasta allí aún no llegó la maquinaria. Y en el anexo de Seche, la tubería matriz que lleva agua potable fue destruida por las rocas que cayeron.

Al respecto, la alcaldesa de Sánchez Cerro, Tomasa Bedregal, informó que hizo las coordinaciones con una empresa minera para que apoye con maquinaria. Dijo que hoy o mañana se liberaría la vía, porque la maquinaría estaba limpiando primero la carretera que une el distrito de Omate con la capital de la región Moquegua. Otros obreros están reparando el agua potable para devolver el servicio lo más pronto posible. Sobre el apoyo a los pobladores con sus casas destruidas —como la de Yeni Álvarez—, la autoridad indicó que coordinarán con el personal del municipio para ayudarlos.

Mientras conversábamos con Yeni, una fuerte réplica se presentó. La madre de familia teme que la otra parte de su casa también colapse. Allí nos muestra cómo el sismo del martes fisuró las paredes y provocó que una se incline hacia dentro de las habitaciones. Esta mujer recuerda que salió por una puerta que no usa y que está ubicada en la parte baja de su casa. “Si hubiese salido por arriba habría muerto aplastada por las rocas”, dice sollozando.

Mientras tanto su esposo luchaba por recuperar algunas de sus herramientas de trabajo que quedaron debajo de los escombros. Es albañil y tiene cilindros, fierros, tarimas, carretilla y otros enseres sepultados.

Entre los escombros quedaron los materiales del esposo de Yeni. Foto: Rodrigo Talavera/La República

El nuevo sismo produce temor también en Senobia Salas, una anciana de 60 años que tiene una pequeña panadería. De lejos vemos cómo sale corriendo hacia su patio para resguardarse. Se agita y su hijo le pide que se siente en una silla y se calme. Senobia, llora mostrando cómo una pared de su casa tiene una fisura desde el suelo hasta el techo. “Un sismo más y se cae”, dice. Esta mujer no recuerda un sismo tan fuerte desde el que ocurrió el terremoto de junio del 2001, de 8.4 grados.

Entregan ayuda

Para ayudar las autoridades provinciales llegaron por la tarde con 10 carpas, 100 frazadas y otro centenar de colchonetas. Además, el municipio de La Capilla armó dos carpas y las dotó de colchones y frazadas. Con esto esperan ayudar a los vecinos para que duerman en la plaza.

Yeni y su familia —su esposo, su hija y su nieta— esperan pasar la noche nuevamente en la plaza. Aunque esta vez bajo las carpas, con colchones y más frazadas que los cubran del frío del invierno. Otros seguirán durmiendo en el comedor o la iglesia. Hasta la tarde de ayer no volvió a presentarse una réplica más.

Sismo también causó daños en Arequipa, Puno y Tacna

El movimiento sísmico en Moquegua, y sus réplicas, también se sintió en varias localidades de Arequipa, Puno y Tacna.

En Arequipa, según reporte del COER, hubo deslizamientos en vías de distritos como Mollebaya, Uchumayo, Alto Selva Alegre, entre otros. Solo en Mollebaya se reportó 3 viviendas afectadas.

Mientras que en Puno, en las localidades de San Antonio de Esquilache, Pasto Grande, y zonas altas de la ciudad de Puno, el movimiento generó zozobra.

Réplicas atemorizan a la población. Foto: La República

El COER informó que no se registraron daños materiales ni pérdidas humanas. Los comuneros solo comunicaron que ante el fuerte susto tuvieron que abandonar sus chozas y refugiarse en lugares más seguros.

En cuanto a Tacna, el alcalde del centro poblado Borogueña, de la provincia de Jorge Basadre, Clever Gómez Alvarado, detalló que el primer sismo ocurrido el martes, provocó el deslizamiento de rocas a lo largo de 40 kilómetros de las vías entre los poblados de Chululuni y Chejalla, Poco Chico y Poco Grande, y Cambaya y Borogueña.

Explicó que las rocas interrumpieron el paso de los agricultores y las minivans que realizan el transporte en la zona andina. Aclaró que Provías concesionó a una empresa china el mantenimiento de esos caminos y eso ha provocado el rechazó de la comunidad.

Los agricultores prefieren que Provías asuma de forma directa el mantenimiento periódico de las trochas y vías de acceso. Aclaró que no hay daños materiales.