Hoy se cumplen 20 años desde que un cartucho de fuego artificial en plena zona de Mesa Redonda desató uno de los más mortíferos incendios que se hayan registrado en la capital. Esto se dio a las 7 de la noche del día 29 de diciembre del 2001.
El resultado fue unos 453 fallecidos, 258 lesionados con quemaduras, 358 niños huérfanos y 83 personas no identificadas (NN) resultado del hacinamiento de material pirotécnico, las malas condiciones de seguridad en los centros comerciales y la afluencia de público en las vísperas de la celebración del año nuevo 2002.
Rubén Pajua Huacachi, presidente de la Asociación de Deudos Quemados y Huérfanos del Incendio de Mesa Redonda, señaló a La República que el Estado aún no cumple con otorgarles a los deudos el título de propiedad del predio que posesionaron hace 17 años en el cruce de jirón Andahuaylas con Miró Quesada como parte de la reparación. Además, planean tener licencia de funcionamiento, pero el Ministerio de Cultura (Mincul) pone trabas para facilitar el proceso de autorización porque argumenta que hay restos de un monumento cultural.
Sin embargo, a la fecha hay una pérdida absoluta del monumento según fotografías satelitales del 2005 que comprobaron los arquitectos del propio Mincul en una acta de inspección de setiembre del 2018.
Ahora los deudos corren riesgo de ser desalojados por la Superintendencia Nacional de Bienes Estatales que busca subastar el predio que ocupan.
Ellos buscan trabajar, pues la Corte Suprema determinó una reparación civil de 200 mil soles, lo que significa 700 para cada uno. El monto, dicen, es insuficiente para asumir una gran pérdida.
Según Pajua Huacachi, muchas víctimas del incendio de Mesa Redonda están falleciendo por el Covid-19 sin encontrar justicia.
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En ese sentido, dicha asociación solicitó una audiencia con el presidente de la República, Pedro Castillo, con la finalidad que dé una norma especial para los deudos y se les facilite el título de propiedad de dicho predio.
“Exigimos al presidente Castillo que cumpla con la reparación, que nos adjudique el terreno como parte de la indemnización, hay deudos que están en la calle. Estamos a punto que nos desaloje. Han fallecido deudos sin justicia”, dijo.
“¿Una vida vale 700 soles? Para cobrar eso tengo que sacar la sucesión intestada que tiene un costo de 1.500, por ello nadie ha cobrado”, añadió. La sentencia se dio en la Segunda Sala Penal Transitoria n.° 4744-2007.
Pajua señaló que en la tragedia de Utopía, donde fallecieron 29 jóvenes, la justicia determinó 200 mil soles por cada víctima.
Indignados por el monto de la reparación civil, los deudos de Mesa Redonda realizaron una petición a la Corte Interamericana de Derechos Humanos; sin embargo, se archivó.
La comerciante Ruth Cotera Soto, esposa de Pajua, acudió a Mesa Redonda en el 2001 para trabajar. Tras el fatídico incendio fue reportada como desaparecida. Sus familiares la buscaron por los hospitales y la morgue, pero no dieron con su cuerpo. Un año después fue identificada gracias al ADN. Sus restos están junto a todos los desaparecidos de la tragedia en el pabellón San Francisco en el cementerio El Ángel. “Nadie la vio, eso es lo que más duele. Eso es lo que más me indigna”, exclama Pajua.
En la esquina del jirón Cusco y el jirón Andahuaylas, los deudos de Mesa Redonda conmemoraron los 20 años de la fatal tragedia. La vigilia fue conmovedora.
Aún no se ha hallado a los responsables. La versión más conocida es la que un comerciante estaba probando un pirotécnico conocido como “chocolate”, cuando el estallido ocasionó todo. Los sobrevivientes aún presentan traumas por esta tragedia.
Días después del incendio, muchos cadáveres quedaron irreconocibles y tuvieron que ser examinados con pruebas de ADN para identificarlos. Hay 83 personas no identificadas en el cementerio El Ángel.
Durante una semana, La República dio a conocer esta tragedia.
Portada de Mesa Redonda
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