Con la mirada fija, un chaleco antibalas y esposado de manos y pies, el expolicía Santiago Paco Mamani (25) ingresó a la medianoche de ayer a la sede de investigación criminal de la Policía en Tacna. Estuvo prófugo diez meses. Lo capturaron en Bolivia. Es acusado de dos feminicidios en la ciudad fronteriza.
La sede de Investigación Criminal fue también el centro de trabajo de Paco durante el 2020. Paco laboraba en el Área de Delitos Sexuales de la Policía hasta el 18 de diciembre. Ese día lo detuvieron por primera vez como sospechoso de la desaparición de la joven Judith Machaca Mamani (20). Los abogados que trataban con él en ese entonces comentaron que Paco era un tipo callado y no solía ver el rostro de las personas cuando las atendía.
Ayer, durante su ingreso a la sede policial, familiares, amigos y ciudadanos que acudieron a recibirlo, trataron de agredirlo. Le gritaron asesino. Por la madrugada lo recluyeron en el penal de Varones de Tacna donde cumplirá 18 meses de prisión preventiva mientras es investigado. La Policía lo detuvo en Bolivia, junto a su pareja Janeth Llerena Mamani (18).
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El jefe de la XIV Macro Región Policial, general PNP Segundo Mejía Montenegro, contó que Paco rompió en llanto al pasar por el control migratorio en Puno. Durante gran parte del trayecto a Tacna también lloró. Un día antes, paseaba tranquilo por el centro comercial “El Pozo” de la ciudad de Santa Cruz. Incluso trató de mostrarse sorprendido ante la intervención policial fingiendo que desconocía los motivos de la intervención.
El 28 de noviembre desapareció Judith, tras salir de su centro de trabajo. Sus padres, Susana Cauna Dávila y Gabino Machaca Romero, hicieron público el caso en los medios cuando sintieron que la Policía no se esforzaba en la búsqueda. A diario iban a la sede de Investigación Criminal por avances. Paco, los saludó alguna vez al verlos ingresar.
El 18 de diciembre, la Policía rastreo el celular de Judith, gracias a que su madre halló la caja del teléfono donde se pudo obtener el código IMEI, el cual identifica un equipo en cualquier parte del mundo siempre que esté conectado a una red. El celular estaba en manos de Diana Apaza Sayritupac (23), esposa del efectivo.
Ella afirmó que Paco, padre de su hijo, se lo regaló la noche del 28 de noviembre. Desconocía a quien le pertenecía. Paco declaró que Judith era una chica con la que salía. La última vez que se vieron olvidaron el teléfono en su carro. La Fiscalía pidió prisión preventiva para ambos, pero la justicia solo falló a favor del pedido para Apaza, Paco fue liberado el 31 de diciembre bajo la condición de pagar una caución. Durante la primera semana de enero del 2021, el policía fugó.
Después de varios días de excavaciones, hallaron el cuerpo de Judith en un pozo, a más de 80 metros de profundidad, en una propiedad rural de la familia Paco. Tras retirar el cuerpo de la joven, los rescatistas encontraron otro cuerpo más. Se trataba de la adolescente Noemí E.L. (14) cuya desaparición había sido denunciada el 9 de octubre.
Ambas estaban atadas, Judith con esposas, y tenían signos de estrangulamiento. El 16 de febrero, Paco, desde la clandestinidad, confesó en medio de lágrimas que él ayudó a enterrar los cuerpos de las dos mujeres, pero fue otro policía el autor de los crímenes, además de afirmar que existía una red de trata en la misma Policía.
El 20 de febrero, los padres de Paco, Jorge Paco Cabrera (56) y Nancy Mamani Huayhua (49), fueron encarcelados preventivamente por el ocultamiento de los cuerpos. Ayer se informó que Janeth Llerena, quien permanece en Bolivia, embarazada de cuatro meses, será encarcelada por ocho días para ser investigada por presunto encubrimiento.
Paco en Bolivia trataba de empezar una nueva vida. Se vacunó contra la COVID-19, sobrevivía vendiendo ropa de forma ambulante aunque también recibió transferencias de dinero. El general Mejía sostuvo que para descubrir su paradero se buscó en la basura de las personas que eran sospechosas de ayudarlo. El 16 de octubre se allanó la casa de Llerena, y la información hallada fue fundamental para la captura.
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Santiago Paco podría estar dentro del perfil del trastorno de personalidad antisocial. El psicólogo Enrique Azocar Prado, explicó que los principales rasgos de esta alteración son la ausencia de remordimiento, la carencia de empatía por una víctima y el impulso de hacer daño.
Comentó que el ingreso a las fuerzas armadas o policiales, puede destapar el potencial criminal de quienes tienen este problema. No existe aún las evaluaciones psicológicas para prevenir que una persona desarrolle el trastorno.
“Ese potencial puede verse ayudado por el uso de armas, la sensación de poder que les da el uniforme. Hasta ahora la psicología no ha creado los métodos más eficaces para detectar a tiempo quienes tienen esa predisposición o ese potencial criminal”.