El investigador Juan More, especialista en inmunología y virología, ha realizado el seguimiento a los proyectos de vacuna contra el Covid-19 que se realizan en todo el mundo. La República conversó con él acerca de los puntos más resaltantes de esta biotecnología y la necesidad de que la población sea inmunizada cuanto antes.
El gobierno dio fechas que luego no se cumplieron y argumentan lo complejo del proceso de compra. ¿Por qué para el Perú está siendo tan difícil concretar estas adquisiciones?
Una de las razones es que las farmacéuticas y los Estados que han estado respaldando los ensayos clínicos han hecho una inversión millonaria antes de las vacunas y para que algunas candidatas lleguen a este punto. Ha sido una inversión a riesgo y eso es lo que el Estado peruano no ha hecho. Evidentemente, una vez que se apruebe la candidata, la prioridad para el acceso la tienen aquellas instituciones y Estados que se involucraron con esa inversión con riesgo.
Una de las razones por las que el Perú no podía hacer compras de riesgo era la normativa. Aún si el gobierno de ese entonces hubiese tenido la voluntad de inversión no se hubiera podido por la misma normativa que tenemos.
Sin duda, porque es una decisión de Estado, no tanto de gobierno. Aquí el Legislativo y el Ejecutivo debieron tener un plan como Estado. Todo indica que eso no sucedió. Las negociaciones han sido lentas desde el punto de vista del gobierno, pero tampoco el Congreso se ha involucrado en mejorar la normativa, no hicieron el esfuerzo. Eso hay que dejarlo claro.
El objetivo del gobierno no es vacunar a todos. Explican que para controlar la enfermedad basta con vacunar, inicialmente, solo a adultos mayores porque los jóvenes pueden soportar el desarrollo del virus. ¿Qué tan eficaz será esa estrategia en Perú?
Lo de los jóvenes está descartado hace meses. Los jóvenes pueden desarrollar la enfermedad grave que los lleve a la muerte, si bien en un porcentaje menor. Por eso, mientras más alto sea el porcentaje de la población inmunizada, mejor para todos.
Tenemos que estar vacunados todos para que funcione.
Por supuesto, porque lo que conocemos hasta ahora es que la vacuna protegería contra la enfermedad severa y muerte, pero no nos protegería contra la infección. Es decir, sí me podría contagiar, pero no voy a hacer enfermedad grave, pero igual puedo contagiar. Aparte, no sabemos la duración de la protección que nos va a dar la vacuna.
Y mientras más permanece la enfermedad con nosotros, más posibilidades hay de que muten las cepas, ¿cierto?
Esa es otra razón. Me temo que el virus no va a desaparecer. Va a terminar circulando entre nosotros. A lo que sí vamos a llegar es que si el virus nos infecta, no nos va a matar o llevarnos al hospital. Es lo que consideramos en virología un virus endémico. Está presente, circulando, pero podemos convivir con él. Eso lo vamos a obtener con la inmunidad.
Si logramos inmunizar a toda la población, ¿podríamos estar superando al virus en el 2021?
Hacer estimados de tiempo es complicado. Dependerá mucho de cómo se dé la vacunación. Eso es claro. De qué tan rápido las naciones sean capaces de inmunizar. Dependerá de la disponibilidad de las vacunas. Mientras tengamos más dosis, más farmacéuticas con vacunas aprobadas vamos a tener más herramientas, y lo bueno es que tenemos variantes.
De repente para unos estados, algunas vacunas serán más factibles que otras. Por ejemplo, no me imagino utilizar la vacuna de Pfizer en países africanos, que no están equipados, pero sí, las alternativas chinas, de Oxford o la rusa.
Si se llegan a aprobar serían buena alternativa para esos países, e inclusive para Perú, porque hay que ser realistas, nosotros no tenemos congeladoras en todo el país para mantener la vacuna de Pfizer. Para Estados Unidos ya es un problema en algunos estados, imagínate en Perú.
¿Con qué laboratorio tiene que negociar Perú para asegurar la vacunación en zonas rurales?
Hay alternativas. Pero lo primero es hacer una inversión a riesgo, que es lo que debimos hacer desde un inicio con las diferentes candidatas. Si esas candidatas, por ejemplo, la de Oxford, la rusa, las chinas inclusive, muestran una eficacia y seguridad altas en los ensayos clínicos, comparable a las alternativas de Moderna y Pfizer, serían una opción mucho más factible para nosotros.
De nada sirve tener una vacuna aprobada con el 50% de eficacia, si tenemos una alternativa de 80 o 95% como ofrecen las del extranjero. Ese es el análisis que debemos hacer. Hay que tener las alternativas y negociar. Y si es necesario invertir a riesgo, hay que hacerlo. Sé que el MINSA tiene un plan para el equipamiento con ultracongeladoras a nivel nacional, pero no sé cómo va ese plan, ni cuántas regiones están equipadas para mantener esta vacuna.
Porque si no se ha avanzado en nada, hay que ser realistas y ver otras alternativas. Lo bueno es que la siguiente en ser aprobada al parecer será la de Oxford, que sería una alternativa que nunca debimos haber rechazado.
Es más real y accesible. No digo que Pfizer y Moderna no sean buenas opciones, pero eso debe ir de la mano con el equipamiento con la ultracongeladoras. De nada sirve comprar y tener las dosis en el INS si no las vamos a poder distribuir a los lugares donde necesitamos, que son las regiones donde hay una seroprevalencia menor, lo que indica que hay una mayor población susceptible.
Por otro lado, hemos visto que el 40% de peruanos, al día de hoy, no estaría dispuesto a ponerse una vacuna contra el coronavirus y esto es en gracias a los discursos antivacunas, ¿cómo enfrentar este movimiento?
Es un movimiento que no se rige en lo científico. Algunos me dicen por qué no debaten con ellos. Es que usualmente en el ámbito científico se debate con evidencia científica. No puedes colocar a un investigador que se rige bajo el método científico a debatir con alguien que no lo tiene.
Pero sí se debe salir a mostrar la realidad, lo que conocemos es cierto, la evidencia científica. Hay que darle más voz a los científicos. Aparte de eso, lamentablemente muchas entidades del Estado no le están haciendo frente como instituciones.
Me apena que las universidades, Concytec -que es la entidad que rige la ciencia en el Perú- no tengan un pronunciamiento institucional frente a las versiones que se vierte. El gobierno mismo, los partidos políticos, las sociedades civiles, los colegios profesionales.
Algunos, como el Colegio Médico del Perú, hicieron un pronunciamiento frente a unas afirmaciones hace algunos días, pero más allá de ello no se ve interés en hacerle frente. En este momento político, veo que algunos movimientos como este (antivacunas) se están asociando con algunos partidos políticos. Si no les hacemos frente ahora, vamos a tener más grupos antivacunas instalados en el Congreso, en las instituciones del Estado.
Como dice, tiene que empezar del gobierno, de Concytec. Tiene que empezar de arriba.
Exactamente, los ministerios. El ministerio de educación, el ministerio de salud, el ministerio de cultura. ¿Dónde están? No veo ningún anuncio, ningún documento, nada. Empezamos a escuchar que la vacuna nos va a alterar el genoma, nos van a convertir en celulares y a nivel institucional no se dice nada.
La gente puede pensar que la ivermectina funciona porque el mismo gobierno promueve su uso, ¿cómo rebates eso? Ese es uno de los problemas, que como Estado, no se ha ido de la mano, históricamente, de espaldas a la evidencia científica. Y se ha hecho mucho más notorio por la pandemia.
Ahora que tenemos un presidente experto en ciencia y tecnología, ¿deberíamos esperar que ya no se le dé ese espaldarazo a la ciencia? Por lo menos en lo que compete a la pandemia, ¿debería haber ahí algún cambio?
Sin duda, es algo que deberíamos notarlo, no solamente en discursos. El presidente tiene un historial amplio de conocer la ciencia y la tecnología en el país, pero eso debe ir de la mano con los hechos, con cómo se comporta el gobierno.
Entiendo que es un gobierno de emergencia, que tiene pocos meses, pero a mi parecer, sí deberían ser más activos promoviendo la investigación y la ciencia en un contexto en el que tanto lo necesitamos.
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