Desde que empezaron a detectarse los primeros casos de coronavirus en el país, las enfermeras son parte del personal que ha permanecido en la primera línea de batalla. Pese al latente riesgo de contagio, las carencias del sistema de salud y la gran cantidad de compañeros fallecidos, continuaron adelante salvando vidas.
“Estar en primera línea es cosa de Dios y lo hacemos con todo profesionalismo”, dice la licenciada en Enfermería Cristina Cabezas, quien desde hace 21 años labora en el Instituto Nacional de Salud del Niño (INSN) de Breña, también conocido como Hospital del Niño.
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Antes se desempeñó en las áreas de Neurocirugía y Cardiología; ahora es coordinadora de la Unidad de Contingencia COVID-19 donde se atienden a los menores de edad con cuadros graves a causa del coronavirus.
Cabezas señala que la pandemia no solo ha cambiado los procedimientos a realizar en el área, sino también su perspectiva del trabajo. Más aún en su caso porque es la encargada de supervisar el cumplimiento de los protocolos y la limpieza, dar soporte emocional a los padres de familia, velar por la seguridad del establecimiento, entre otras labores.
También se encarga de brindar aliento a sus compañeras, ya que sabe que a veces el cansancio y el temor al contagio las puede hacer desistir. Hasta el momento 11 de sus colegas de la unidad se han infectado y están en proceso de recuperación; lamentablemente, la licenciada María Flores, del Servicio de Cirugía General, perdió la vida.
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La Unidad de Contingencia COVID del INSN de Breña ha atendido a más de 230 niños entre hospitalizados y consulta externa, de los cuales, más de 80 se han recuperado. El menor ha sido un neonato de apenas 13 días de nacido y el mayor, un adolescente de 16 años.
En su mayoría, los pequeños pacientes presentan graves enfermedades pre existentes como parálisis cerebral infantil (PCI), diagnósticos hematológicos complicados, VIH, síndrome multisistémico y y post operados, cuyo estado de salud empeora tras infectarse con el SARS-CoV2.
Cuando comenzó la pandemia, muchas de las enfermeras tardaron en asimilar que les tocaba el reto de atender a pacientes con COVID-19, otras se ofrecieron voluntariamente a integrar la unidad. Y a pesar que al principio primaba el desconcierto, hoy han aprendido a convivir con el virus, no solo en el trabajo, si no también en sus vidas.
“Mi casa se ha convertido en un hospital”, dice Cristina Cabezas, quien vive junto a sus padres de avanzada edad y su hermano que sufre de epilepsia, por lo que debe de cumplir con estrictos protocolos cuando llega a su vivienda para evitar contagiarlos.
Por su parte, la licenciada Zaida Salazar revela lo difícil que es ver a los menores pasar por dolor y sufrimiento. “Hay una carga emocional muy fuerte en el personal pero la consigna es seguir adelante”, afirma.
“Nosotros queremos abrazarlos como antes, pero no podemos, se les explica con amor y paciencia, porque no sabemos qué puede pasar, vemos a los pacientes como si fueran hijos o sobrinos que necesita nuestra atención y nos damos íntegras en nuestras labores”, agrega.
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Las profesionales que dan sus testimonios forman parte de las 164 enfermeras y enfermeros del INSN de Breña, de los cuales, 45 integran la Unidad de Contingencia COVID-19.
Ellas, al igual que miles de enfermeras en todo el país, celebrarán el 30 de agosto el Día de la Enfermera Peruana en medio de una pandemia, que ha cobrado miles de vidas. Aún así, aseguran sentirse comprometidas con su labor.
“Feliz día de la enfermera, bien merecido, no solo del país, no solo de mi área, si no a todas del mundo, que luchan en esta pandemia. En verdad, a veces debemos olvidarnos que tenemos una familia. (...) Creo que es una bendición ser enfermera”, señala la licenciada Rosario Palacios con la voz entrecortada.
En su día piden que la población sea más consciente con el tiempo que estamos viviendo y que también asuman el compromiso de cuidarse sí mismos, ya que es una manera de cuidar a los demás.
“Es un encuentro de sentimientos, la gente no está tomando conciencia de lo importante que es cuidarse, la población tiene mucha necesidad, pero no hay razón de exponerse como lo están haciendo”, finaliza Salazar.