La angustia y preocupación embarga a las familias peruanas que mantienen deudas con diferentes entidades financieras. El estado de emergencia y la crisis por el coronavirus afecta sus bolsillos. Perdieron sus empleos y no tienen cómo obtener ingresos para solventarse económicamente.
En Cusco, por ejemplo, los deudores se agruparon en una asociación y juntos impulsan el pedido de congelar sus deudas por un plazo de 12 meses. Necesitan tiempo para recuperar su economía y volver a trabajar cuando termine la cuarentena, según explican por redes sociales.
El lunes último convocaron a un cacerolazo virtual, en el que participaron decenas de familias y prestatarios de Cusco, Arequipa, Tacna, Puno, Moquegua, Apurímac y Trujillo. Los manifestantes hicieron bulla con sus ollas y solicitaron a los bancos entender la difícil situación por la que atraviesan.
Algunos refirieron que no pueden abrir sus negocios propios por las restricciones impuestas por el Gobierno, ante la COVID-19. Otros indicaron que perdieron sus trabajos y su prioridad es conseguir dinero para mantener a sus hijos.
La protesta también estuvo dirigida al Gobierno. Proponen a las autoridades nacionales promulgar una ley que permita la prórroga de bancos, financieras de crédito, cooperativas de ahorro y cajas municipales.