Más de medio centenar de trabajadores de seguridad del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) que laboran en el penal de varones de Trujillo, se resistieron a ingresar al recinto carcelario por temor a ser contagiados con el COVID-19.
Contaron que son más de 210 agentes que laboran en tres turnos en el recinto carcelario que podrían ser infectados. Ellos se reparten en grupos de 70, los cuales trabajan un día y 2 descansan.
Se conoció que dos trabajadores presentaron los síntomas del COVID-19, como tos seca y fiebre, por lo que fueron trasladados al hospital de Alta Complejidad Virgen de la Puerta, donde fueron sometidos a la prueba respectiva para descartar la enfermedad del coronavirus. Uno de ellos quedó internado en el nosocomio mientras que el otro fue derivado a su domicilio, donde fue aislado para evitar posibles contagios.
Criticaron a varios funcionarios que constantemente viajan a la ciudad de Chiclayo para coordinar sus trabajos, pidieron que lo hagan a través de la línea telefónica o el internet para evitar que la enfermedad se propague.
Ya no deben traer más inculpados nuevos al penal hasta que pase la cuarentena, porque ellos pueden ser portadores del COVID-19, sin saberlo y podrían contagiar al resto de presos, denunciaron.
Precisaron que más de 5,700 internos están en peligro de contagiarse sino se toman las medidas sanitarias para evitar la propagación del COVID-19. Por último, criticaron la tugurización en el penal, donde los presos duermen amontonados en celdas y pasadizos.