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Sociedad

Viñetas de la cuarta semana

“Entre ritos de Semana Santa, se cuelan escenas de vida cotidiana en la pobreza de cerros limeños, sugiriendo que algunos no morirán por el virus sino por el hambre”.

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Strip Estatal.- Al terminar un striptease, no hay sorpresas: un pubis y un par de previsibles senos. También en el país, en esta crisis, la metáfora del striptease nacional se acompaña con una falsa epifanía. El virus está desnudando la precariedad de nuestro sistema de salud, afirman los entendidos. Y con el millón de niños que iniciaron sus clases a distancia, se reveló que no todos tienen luz eléctrica, ni computadora, ni internet. Esta pandemia está desnudando las carencias que la Educación siempre ha tenido, declaró el secretario general del SUTEP. Un comentarista nos instruye que, al ser informales el 70% de los trabajadores, esta crisis ha desnudado la ausencia de un Sistema Integral de Seguridad Social en Perú. Cuesta entender que si no hubiera sido por el coronavirus no se hubiera descubierto lo obvio. Es como la respuesta al #Quédateencasa: “Para quedarse en casa, hay que tener una”.

Morituri te salutant.- La semana que pasó se inició el recuento de muertos y contagiados entre trabajadores de la salud y de la limpieza, la policía, los soldados. El virus también llegó al Congreso, cuya incompetencia le impide trabajar virtualmente. Ya hay tres congresistas infectados que habrán estado contagiando a su personal de seguridad, empleados y electores. Mientras tanto, entre las rendijas de Netflix y los ritos de Semana Santa, se cuelan escenas de la vida cotidiana en la pobreza de los cerros limeños, sugiriendo que algunos no morirán por el virus sino por el hambre.

Estamos llegando al borde.- En estos días emergió el pensamiento auto – referido: porque qué les pasa a estas mujeres que se aglomeran en el mercadillo de Comas cuando basta con ir al Wong una vez a la semana. Una tendencia creciente criminaliza a la “Yo soy padre y madre de mis hijos” que vive al día y compra al día y que suma más del 30% de los hogares. Un diario reprodujo la foto de mujeres detenidas en la comisaría de San Juan de Lurigancho, porque fueron al mercado pese a la “prohibición”. Algunas dijeron que no tenían alternativa pues estaban separadas de sus parejas; nadie se inmutó. Con un encabezado que decía “Ejemplar acción en Cusco” un periodista narra que en Yauri (Espinar) policías y militares detuvieron a las compradoras del mercado el día que no les tocaba. Antes de llevarlas a la comisaría, las hicieron marchar por las calles coreando: “No puedo salir de mi casa”. Concluye el artículo con un: (ellas) recibieron un escarmiento. (¡)

Joyitas.- La transferencia de más de 200 millones a los municipios, para que adquieran y distribuyan canastas de alimentos entre los vecinos, disparó todas las alarmas escribió Samuel Rotta, director de Proética. Razones sobran: en el 2018 la Procuraduría Anticorrupción investigaba a 2,059 autoridades y exautoridades regionales y municipales por delitos de corrupción. Las denuncias sobre manejos poco transparentes en los Municipios comienzan a tomar cuerpo en las noticias.

Los impresentables de siempre.- En la semana, un borracho sanisidrino insultó a los policías que hacían la ronda por su edificio: cholos de mierda los llamó, entre otros improperios. Incomprensible la sorpresa de los medios: la humillación y el desprecio a los subalternos de “color puerta” es cosa de todos los días, con o sin cuarentena. Sin ir más lejos, la carta de la CONFIEP a la Ministra de Trabajo, pidiendo la autorización para despidos colectivos, es parte de la misma choleada.