Se hizo conocido por ser árbitro FIFA de fútbol. Aprovechó eso y entró a la escena política en 2010, intentando llegar a la alcaldía de Arequipa.
Recientemente (2018), tentó el cargo de alcalde provincial por tercera vez. Perdió frente a Omar Candia por 207 votos. Por el ajustado resultado, apeló ante el Jurado Nacional de Elecciones, para que se revisen 20 actas. Creía que allí estaban los votos que le faltaban para dar el batacazo, pero no fue así.
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Justo en esa contienda, la imagen de Rivera se fue desdibujando. Primero, Isaac Tapara Hancco denunció a Rivera por presunta estafa, por pedirle dinero para colocarlo en su lista de regidores. Luego, a días de los comicios de octubre del 2018, la comunicadora Carolina Castillo lo denunció por violación sexual.
Como era de esperarse, Rivera negó la acusación y consideró que todo fue una movida sucia de sus adversarios. El exárbitro aún no se libra de este caso, pues está en etapa de investigación preliminar. ¿Qué pasaría si llega al Congreso y se formaliza una investigación en su contra? Rivera dice tener la conciencia limpia.
El actual candidato al Congreso por Vamos Perú y la comunicadora que lo acusa se conocieron en el Club Internacional, donde él fue presidente del 2015 al 2017. Curiosamente, de dicha institución, Rivera también salió con problemas. Tras una auditoría, fue sindicado de propiciar un desbalance económico en la entidad. Por esto, los nuevos directivos del club lo expulsaron por diez años. Sin embargo, Rivera apeló y optó por denunciarlos por abuso de autoridad en un juzgado civil. El caso continúa.
Pareciera que los problemas lo persiguen cuando sale de sus cargos. Cuando dejó la decanatura del Colegio de Ingenieros, fue cuestionado por endeudar a dicha orden con tres millones de soles para construir una piscina. Sus colegas le sacaron tarjeta roja.
Ahora, como candidato al Congreso, Rivera dice que, de llegar al cargo, renunciaría a su inmunidad parlamentaria. Saque sus conclusiones.v