Patricio Quintanilla Paulet
Rector U. La Salle
La disminución de la pobreza está inversamente relacionada con el crecimiento económico; es decir que si la tasa de crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) se reduce, la pobreza aumenta. Esto se mostró claramente el año 2017, cuando el PBI solamente creció 2.5% y la pobreza aumentó de 20.7% a 21.7%.
Crecimiento económico
El último viernes, el Banco Central de Reserva (BCR), a través de Renzo Rossini, su gerente general, declaró que el anterior pronóstico de crecimiento del PBI, de 2.7% para este año, “puede ser muy optimista” y que “es algo entre 2.2% y algo más arriba”; por supuesto, es posible que sea mayor al mencionado piso.
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Uno de los aspectos, que en este año ha influido para tal resultado previsto, ha sido el comportamiento negativo del sector Minería e Hidrocarburos, debido a la paralización de Las Bambas por conflictos sociales y a Cerro Verde por razones técnicas.
El sector pesca ha disminuido con respecto al año anterior, porque este último fue extraordinariamente bueno, pero ahora se pierde ese efecto.
Estos dos factores están fuera del control de las autoridades, pero la inversión pública también ha disminuido, y esto sí está en manos del Estado en sus diferentes niveles de gobierno. Lo más preocupante es que la caja fiscal cuenta con recursos para invertir, siendo un problema de eficiencia y eficacia de la gestión pública. Recientemente, el Poder Ejecutivo ha promulgado un decreto de urgencia para reactivar los proyectos públicos detenidos e implementar el Plan de Infraestructura. Sus resultados se verán el próximo año.
La tasa de interés tiene impacto en el crecimiento económico, porque si esta disminuye tiene un efecto positivo sobre la inversión privada y también sobre el consumo de las familias. En una situación como la actual, en que el crédito personal y las tarjetas de crédito son de amplia utilización; si la tasa de interés baja, las cuotas por las compras son menores.
Por esta razón, uno de los instrumentos monetarios utilizados por el BCR es la determinación de la Tasa de Interés de Referencia, que, como su nombre lo indica, no es de cumplimiento obligatorio, pero afecta la tasa interbancaria y esta influye en los créditos.
El último jueves 7, se ha publicado el programa monetario de noviembre, informando del acuerdo de reducir la Tasa de Interés de Referencia de 2.5% a 2.25%, decisión basada en la baja inflación y el desempeño negativo de la actividad económica.
La opinión del BCR sobre la tasa de crecimiento de la economía puede traer un aumento en la pobreza de la población, tal como ha sucedido en periodos anteriores.
Su inmediata reacción ha sido reducir la Tasa de Interés de Referencia en 25 puntos, lo que se espera contribuya con una mejora en el PBI.
A estas alturas del año, esta medida y cualquier otra que se pueda tomar tendrá efecto el 2020; este año ya está vencido.