Incluso para una ciudad como Lima, que convive con el caos, el colapso vial del último lunes alcanzó niveles que desbordaron todas las previsiones. Y aunque es claro que la razón principal fue la procesión del Señor de los Milagros, la explicación es un poco más compleja.
En servicios como el Metropolitano, algunos usuarios dijeron haber esperado hasta dos horas para abordar un bus. La situación también fue crítica en los corredores complementarios y en las rutas de transporte convencional sujetas al plan de desvíos. ¿Qué pasó?
El recorrido de la procesión del 28 de octubre, como se había anunciado, incluyó tramos de las avenidas Tacna, Garcilaso de la Vega, Uruguay, Bolivia, Venezuela y Alfonso Ugarte. Esta última vía, que es fundamental en el centro de la ciudad, estuvo cerrada por más de 11 horas.
Según explica el general PNP Jorge Lam, jefe de la Policía de Tránsito, cerrar Alfonso Ugarte impactó en avenidas tan lejanas como Nicolás Ayllón y Javier Prado. Esto debido a que se complicó la circulación en sus rutas naturales de acceso, como Paseo Colón y las vías expresas de la Av. Grau y Paseo de la República, respectivamente.
Por la misma razón, la congestión también se extendió hacia otras avenidas principales de alto tránsito como Abancay, Francisco Pizarro, Arica, Tingo María, Colonial, Brasil, Salaverry y Arequipa, entre varias otras que soportaron la carga vehicular (pública y privada) que tuvo que ser desviada.
De este modo, durante la hora punta del lunes, las consecuencias del cierre de calles fueron notorias en al menos 12 distritos (ver infografía), entre ellos el Cercado de Lima, Rímac, Breña, Lince, La Victoria, Jesús María, San Isidro y Miraflores.
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En el caso del Metropolitano, se presentaron problemas adicionales que, como una bola de nieve, dificultaron el funcionamiento de todo el sistema, según reconoce Fernando Perera, presidente de Protransporte.
El funcionario señala que alrededor de las 6 de la tarde un camión se accidentó en la Plaza Castilla, lugar que los buses utilizan como retorno hacia el tramo sur de la ruta troncal. El atasco de estos vehículos se complicó todavía más por la congestión en el cruce de las avenidas Tacna y Emancipación.
A ello se sumó el cierre de las estaciones Quilca y Alfonso Ugarte, lo que obligó a desviar todos los servicios regulares y expresos hacia los paraderos del Centro Histórico.
El retraso en la circulación de los buses generó que los usuarios no aborden al ritmo esperado y que la capacidad de las estaciones fuera largamente superada. Las unidades de reserva tampoco se dieron abasto y, en cuestión de minutos, el sistema colapsó. ¿Volverá a pasar?
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● A tope. El Metropolitano, por norma, debe tener una flota de reserva para emergencias. Ayer operó con los 300 buses que tenía disponibles (100% de su capacidad).
● Peligro. La Estación Central recibió el lunes 45 mil personas durante el día, 15 mil más que el promedio regular.
● Atracón. Los buses paralizados formaron filas de hasta 27 unidades.
Retraso del Metropolitano