Por: Maricarmen Chinchay
A los 59 años, Lilian Morales Vargas ha vuelto a ser madre. No se trata de una proeza médica, sino de la decisión de un hombre violento.
Desde hace tres meses cría a su nieta y su nieto, hijos de su hija Erika Lizbeth Oblitas Morales, quien murió víctima de feminicidio.
“Si estoy aquí parada es por ellos (sus nietos), ellos y Dios me están dando la fuerza para seguir, de lo contrario creo que no podría”, comenta Lilian con voz quebrada.
En junio, su hija murió a manos de su expareja, Miguel Benitez Arana, luego de que este le propinara una brutal golpiza que la dejó en coma por unos días hasta su deceso. Su agresor ahora cumple 9 meses de prisión preventiva.
"El niño me pregunta cuándo viene mamá, me dice que quiere vivir nuevamente en su casa... Hay momentos en que la niña prefiere estar sola, se aísla. Todo esto es muy doloroso", asegura Lilian.
Los niños vivían en el Callao, ahora es otra casa y otro distrito el que los acoge. Vivían con sus padres, ahora con su abuela y tía abuela. La niña estudiaba en una escuela tradicional, ahora en una nocturna. La vida ha cambiado mucho para ellos.
Cuando ocurre un feminicidio, la mujer asesinada no es la única víctima; con ella se afecta la vida de muchas otras personas, son otras víctimas a las que la sociedad no les presta la debida atención.
Según datos estadísticos de la Defensoría del Pueblo (DP), de enero a agosto de este año se han registrado 121 muertes violentas de mujeres. De estas, 104 son feminicidios confirmados. Los otros aún se investigan.
Las muertes de estas mujeres han significado que 140 menores de edad hayan quedado huérfanos, también que veinte adolescentes de 18 o más años se queden sin padres y que 6 niños fueran asesinados junto a sus madres.
"Quedarse sin madre en los primeros años de vida, por causa de una muerte tan terrible como es el feminicidio, puede desencadenar un daño muchas veces irreparable en los menores si no se toman acciones rápidas para brindarles una atención integral", señala Matilde Cobeñas, adjunta para La Niñez y Adolescencia de la DP.
Explica que el Estado debe velar por que estos niños puedan ejercer su derecho a vivir dentro de una familia y solo considerar a los albergues como última opción en el complejo proceso de la búsqueda de un hogar.
Y aunque entró en vigencia recién este año, el Estado, a través del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP), creó la Estrategia “Te acompañamos” cuyo público objetivo son todas las víctimas indirectas que dejan los feminicidios en el país: hijos menores, hijos mayores en etapa formativa, adultos mayores y personas con discapacidad que dependían de las víctimas.
"Te acompañamos" tiene por misión coordinar con todas las instituciones públicas para que estas personas accedan a los servicios, programas o beneficios que ofrece el Estado.
"Lo ideal es que esta estrategia cuente con su propio presupuesto porque los niños necesitan una atención diferenciada y sostenida en el tiempo si queremos lograr el objetivo de ayudarlos de verdad", señala Matilde Cobeñas.
Desde otro punto de Lima, la hermana de Ingrid Arizaga Bandín, Carol Arizaga, dice sentir temor por el futuro de sus cuatro sobrinos.
"Mi hermana fue la quinta mujer asesinada este año. Mi sobrina mayor decidió que ella y sus hermanitos vivirían en la casa de una tía paterna. Ellos están con la familia del agresor donde no tienen control, los dejan salir a la calle hasta altas horas y no tienen disciplina. Si continúan así creo que no les espera un buen futuro", afirma Carol entre sollozos.
Ella asegura que con el esfuerzo de su familia podrían asumir el cuidado de los cuatro menores. Es consciente de que no será una tarea fácil, pero aun así asumirían el reto con tal de "salvar" a sus sobrinos, aun cuando también deben velar por su madre, la abuela materna de los niños, que se recupera de un infarto cerebral.
Volviendo al testimonio de Lilian Morales, ella señala que un familiar de una víctima de feminicidio no solo debe lidiar con el dolor de la pérdida, debe sacar fuerzas para conseguir justicia en los tribunales y, además, sacar recursos de donde no los hay para cubrir las necesidades de los niños que quedan sin su madre.
“No tenemos apoyo integral, solo algunas terapias psicológicas y creo que no nos recuperaremos de esto”, se lamenta.
- Desde el 2009, el feminicidio se tipifica como delito en el Código Penal.
- Según estadísticas del Programa Nacional Contra la Violencia Familiar y Sexual del MIMP, desde ese año hasta julio último han sido asesinadas 1.251 mujeres, las cuales han dejado hijos huérfanos que hasta antes del 2019 no habían sido registrados por el Estado.
- El panorama es más preocupante si la mirada se fija sobre los años anteriores al 2009. ¿Quién se hizo cargo de esas víctimas? ¿Recibieron alguna ayuda?
- Las tentativas de feminicidio de enero a julio de este año suman 232.
- 111 niños tienen a sus madres afectadas por tentativa de feminicidio.
- 6 menores fueron asesinados hasta agosto junto a sus madres.
Las otras víctimas de violencia machista