Construcción de ciudadanía

Eduardo Ugarte

Periodista

El educador y planificador urbano colombiano Jahir Rodríguez Rodríguez, al hablar de la construcción de ciudadanía, dice que la ciudadanía es el reconocimiento social y jurídico que da a la persona derechos y deberes por pertenecer a un mismo territorio, bajo las mismas leyes en condición de igualdad. La ciudadanía acepta la diferencia, no la desigualdad... donde la ciudad no es solamente la “urbs”, que concentra personas y edificios, también es “civitas”, donde se participa en los quehaceres públicos, y es “polis”, lugar de política, de ejercicio de poder.

Y concluye: “Pero la ciudadanía no se refiere solo a los grandes asuntos del Estado, sino y sobre todo a los problemas cotidianos, a la participación en la regulación del uso del espacio público, a la normalización justa de las relaciones del Estado con los ciudadanos. En una palabra, la ciudadanía pasa por la construcción y el fortalecimiento de la civilidad, de la sociedad civil.”

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Si aplicamos estos conceptos al cumplimiento de las normas que emite el Estado, como por ejemplo, la aplicación de la ordenanza N° 927 (plaqueo) -que por el número de placa regula el ingreso a parte del Centro Histórico y es mayoritariamente aceptada por su positivo resultado-, vemos que se considera su aplicación en base al control (inspectores) y castigo (multa), pues no hay una educación ciudadana para un cumplimiento voluntario y la desobediencia obliga a vigilancia de tipo policial. Es decir, no hay el civismo que refleje ciudadanía en ejercicio: sociedad civil presente.

La sociedad civil -frente al Estado y el mercado- es el más efectivo mecanismo que tiene el ciudadano para defender derechos que estos pueden afectar, pero debe usarlo orientado por la construcción ciudadana, que pasa por el cumplimiento de deberes que garantiza que su pensamiento cívico -en base a valores- se exprese en una acción correcta. Y si, como “polis”, se ha dado la norma en beneficio de los habitadores de la “urbs”, como “civitas” debe tener el apoyo en el cumplimiento de parte del ciudadano, sin necesidad de -repetimos- vigilancia de tipo policial.