Multitudinario. En su último día en nuestro país, el líder mundial pidió a los peruanos no dejarse "robar la esperanza" en la misa en Las Palmas, a donde fueron más de un millón y medio de personas. Pidió no mirar de reojo a los llamados "no ciudadanos" y confesó que "esta visita dejará una huella imborrable en mi corazón".,Un mensaje de esperanza, de igualdad para que se quiten las barreras, para tumbar con amor los muros que se quieren construir para dividir. La base aérea en Las Palmas se convirtió por unas horas en el templo más grande de Lima, donde más de un millón y medio de personas se dieron cita para escuchar al papa Francisco en su última actividad en el país, que se fue con un mensaje potente. La palabra también puede revolucionar los corazones. A pesar del intenso calor -que llevó a que los bomberos echen agua a los asistentes-, del peregrinaje para llegar al lugar -incluidas personas de la tercera edad, en sillas de ruedas y muchos niños-, los fieles se emocionaron cuando Francisco, en su ingreso, fue a todos los rincones en su papamóvil para darles la bendición. PUEDES VER Papa Francisco: “Los jóvenes no son el futuro, sino el presente del Perú” Había bailes, coreografías y muchas sonrisas tatuadas en los rostros. "Como no te voy a querer, si eres el papa Francisco, vicario de Cristo que nos viene a ver", cantaban con ritmo de arenga futbolera. Durante su recorrido hubo un mar de 'selfies', de personas intentando capturar la mejor toma, de verlo lo más cerca posible. Todo se convirtió en calma cuando empezó la ceremonia. Los "no ciudadanos" Jorge Mario Bergoglio fue directo al pedir igualdad, a dejar de mirarnos de reojo o pensar que hay ciudadanos de primera y segunda clase, como alguna vez dijo un ex presidente en un mensaje que fue rechazado por todo el país. "Mirando la ciudad podríamos empezar a constatar que existen 'ciudadanos que consiguen los medios adecuados para el desarrollo de la vida personal y familiar', el problema es que son muchísimos los 'no ciudadanos'. 'Los ciudadanos a medias' o los 'sobrantes urbanos' que están al borde de nuestros caminos, que van a vivir a los márgenes de nuestras ciudades sin condiciones necesarias para llevar una vida digna y duele constatar que muchas veces entre estos 'sobrantes humanos' se encuentran tantos rostros de niños y adolescentes. Se encuentra el rostro del futuro", dijo el Pontífice en su homilía. Ante esa realidad, señaló que "en nuestras ciudades se da un espacio de huida y desconfianza. Un espacio para la indiferencia que nos transforma en anónimos y sordos ante los demás, nos convierte en seres impersonales de corazón cauterizado y, con esta actitud, lastimamos el alma del pueblo". Francisco pidió no perder la empatía con el prójimo -ser solidarios y ayudar a los que sufren- y resaltó que Dios está en constante movimiento. "En la vida cotidiana del trabajo rutinario, en la educación esperanzadora de los hijos, entre tus anhelos y desvelos, en la intimidad del hogar y en el ruido ensordecedor de nuestras calles. Es allí, en medio de los caminos polvorientos de la historia, donde el señor viene a tu encuentro". El mensaje del Sumo Pontífice calaba hondo e invitaba a la reflexión. "Jesús sigue golpeando puertas" "Jesús sigue caminando nuestras calles, sigue al igual que ayer golpeando puertas, golpeando corazones para volver a encender la esperanza y los anhelos: que la degradación sea superada por la fraternidad, la injusticia vencida por la solidaridad y la violencia callada con las armas de paz", continuaba para resaltar el Evangelio y luego la presencia de Santa Rosa de Lima, Santo Toribio, San Martín de Porres, San Juan Macías, San Francisco Solano. "Ha llegado hasta nosotros para comprometerse nuevamente como un renovado antídoto contra la globalización de la indiferencia. Porque ante ese amor, no se puede permanecer indiferentes". Algunos asistentes levantaban las manos buscando una bendición, otros tenían los ojos llorosos de la emoción y cientos de familias se abrazaban. El Padre Nuestro fue una oración en coro que buscaba ratificar la fe de los que fueron a ver a un Papa después de casi 30 años. Para otros, era su primera vez. Francisco se ganó el corazón de los asistentes. Las ofrendas de los niños y el mosaico con los santos peruanos lo conmovieron tanto que en su mensaje de despedida les dio un consejo a los jóvenes. "Perú es tierra de esperanza por los jóvenes, que no son el futuro sino el presente", dijo ante el aplauso general. Luego les recomendó que no se desarraiguen, que aprendan de la sabiduría de sus abuelos y ancestros. "Todos ustedes han hecho posible que esta visita dejará una huella imborrable en mi corazón", manifestó para otra ovación al unísono. Antes, el Cardenal Juan Luis Cipriani agradeció la visita del Sumo Pontífice. "Te has robado el corazón de todos", dijo. Francisco pidió estar juntos siempre. "Cuiden la esperanza, que no se las roben. Lo mejor es permanecer unidos. La esperanza no defrauda. Que Dios los bendiga y no se olviden de rezar por mí", dijo a un país que todavía no concluye la reconstrucción tras El Niño costero o la crisis política aún no superada. Luego se retiró al grupo aéreo número 8 para volver a Roma. Los miles de asistentes empezaron a ir en paz, en una larga caminata de salida, con la fe ratificada en esta fiesta católica. Sabía que... Especial. La venerada imagen del Señor de los Milagros presidió el altar de la Misa en Las Palmas. Divino. Al momento de la comunión se utilizaron 1.500 copones para todos los fieles que fueron a recibir la hostia. Te lo pedimos, señor. En las peticiones de la misa se pidió por el Papa, por los obispos y también por los asistentes.