Antes de convertirse en uno de los más grandes escritores de historias de espías de no ficción, Ben Macintyre trabajó en la agencia británica MI6. Con una enorme experiencia a cuestas, el autor y periodista de investigación afirma algo completamente cierto: “De una u otra forma, uno nunca deja de ser espía”. El capitán de corbeta en situación de retiro Carlos Barba Daza piensa lo mismo. Por eso, ni bien olfateó la oportunidad de infiltrarse en un plan de Palacio de Gobierno, Barba, convertido ahora en un empresario dedicado al sector seguridad, activó al espía que siempre lleva dentro.
La primera noticia sobre el caso se la filtró un amigo abogado que trabajaba para una empresa agroindustrial de propiedad del español Sergio Castellanos Martínez. Castellanos, a su vez, contaba con un asesor de seguridad, que en ese momento Barba no sabía que se trataba de Jorge Hernández Fernández. Este estaba interesado en información sobre equipos de espionaje. El abogado le recomendó que contactara a Barba.
Entonces, por intermedio de su amigo, Barba le pasó información a Hernández, que entonces no quería identificarse. En ese trajín, el abogado le dijo a Barba que el asesor de seguridad tenía conexiones con el Gobierno de Pedro Castillo. En ese momento, Carlos Barba Daza, calificado en inteligencia naval, decidió mantener el contacto hasta atraer a Jorge Hernández, sin saber que se trataba de un miembro del entorno secreto del expresidente Castillo. Así lo recordó Barba:
PUEDES VER: Hildebrandt: "Maldigo la crueldad de un país que vive con ciudadanos sometidos a la extrema penuria"
“Le comencé a preguntar a mi amigo abogado: ‘¿Y ese pata (Henández) qué hace?’. ‘A este pata le digo Mossad (la agencia de espionaje israelí)’, me dijo porque no quería dar su nombre. Y él se encargaba de todo el tema de seguridad. Como me dijo que tenía acercamiento al Gobierno, creí que era un lobbista más.
Tengo muchos amigos que comercializan equipos de contraespionaje, pensé que (Mossad) quería vender a la DINI (Dirección Nacional de Inteligencia) o a algún otro lugar estos equipos. A través de mi amigo abogado, a este español (Hernández) yo le daba información sobre los equipos: ‘Oye, en el mercado hay este equipo, está tal’, le decía”.
Otra cita. Después de la reunión con Castillo, Barba se encontró con el Español. Foto: difusión
Carlos Barba desconocía que Jorge Hernández también jugaba su propio juego. Llegó un momento en el que el amigo abogado de Barba dejó su papel de intermediario. y Barba y Hernández comenzaron a chatear por WhatsApp directamente. Lo que quería Barba era averiguar si Hernández estaba vinculado con Palacio de Gobierno. La prueba de fuego fue cuando el español le dijo que lo iba a llamar el asesor de inteligencia de Castillo, Henry Shimabukuro Guevara, para coordinar una entrevista con el exjefe de Estado. Hernández le dijo que le tenía una propuesta. Esto es lo que relató Barba a La República:
“El 12 de septiembre, (Hernández) me dice: ‘El presidente (Castillo) quiere hablar contigo’. Me hizo la propuesta. Le doy mis condiciones. ‘Yo quiero hablar con el presidente, pero no en Palacio, tiene que ser fuera de Palacio y nadie se me acerca. Quiero estar solo con él’, le dije. ‘Ya, te va a llamar una persona en la noche para pactar el lugar’. Y me llama Shimabukuro, yo no sabía quién era él. El 12 de septiembre en la noche me llamó y yo le dije: ‘Vamos a contactarnos en tal punto’. Y, efectivamente, fue así”.
Las condiciones que impuso Barba se cumplieron y se produjo el encuentro con Pedro Castillo. El olfato de Barba no había fallado. Hasta ese momento, se la estaba jugando solo. No había contactado ni con las Fiscalías contra la Corrupción del Poder, que coordina la fiscal superior Marita Barreto ni con el Equipo Especial del coronel PNP Harvey Colchado. Barba decidió seguir la pista. Ni bien concluyó el encuentro clandestino con Pedro Castillo, llamó al español Jorge Hernández —como había acordado con el expresidente— y se reunieron el mismo día 13 de septiembre.
Hernández le confirmó que Castillo estaba ansioso por formar un equipo de espionaje contra la fiscal Barreto y el coronel Colchado para que dejen de investigarlo a él y a su familia. Barba entonces comprendió que había más personas involucradas. La siguiente tarea que acordaron Hernández y Barba fue comprar los equipos de espionaje. Nunca imaginó Barba que en esa tarea también estaba involucrado el secretario de la Comisión de Inteligencia, el congresista fujimorista Luis Cordero Jon Tay. Era parte de la conspiración. Así lo explicó Barba a La República:
PUEDES VER: Congreso: denuncian a cinco candidatos a la Defensoría del Pueblo por falta de idoneidad
Evidencias. ‘El Español’ le pidió a Carlos Barba que se contacte con el congresista Luis Cordero Jon Tay para que viajen a una feria de espías en Panamá. Foto: composiciónLR
“Me reuní con el Español (Jorge Hernández) tratando de dar la respuesta a esa vaina (la compra de equipos) y saber cómo el presidente (Castillo) accede a eso. Yo me decía: ‘Qué tal poder la del Español’. Le dije: ‘Oye, ¿de dónde vamos a sacar el billete?’. Eso es lo que nos faltaba. Y él me dijo: ‘De la DINI y de la Digimin (Dirección General de Inteligencia del Ministerio del Interior). Pero necesito a alguien que ocupe esos puestos (ese alguien tenía que facilitar el dinero). (…) Estamos en stand by, mientras vamos viendo de dónde sacamos los equipos y de allí vemos a quién ponemos en la DINI’.
Es más, una de las personas que él (el Español) decía para poner en la DINI era Dimitri Senmache, que había salido del Ministerio del Interior. Lo quería poner en la DINI. En los primeros días de octubre veo una entrevista que el periodista Phillip Butters le hacía al empresario Zamir Villaverde, quien denuncia que lo quieren matar y menciona a el Español. Yo ya había escuchado que este, el Español, quería vengarse de alguien. Butters publica una foto diciendo que esa persona es el Español, así que llamo al amigo abogado que me presentó a el Español y le digo: ‘¿Quién es este pata que ha salido? Ese no es Jorge (Hernández)’. ‘No, ese es el tío (el jefe). Ese es el gerente de la agroindustrial. Es Sergio Castellanos (el jefe de Hernández)’.
Entonces, por intermedio de un amigo, le pedí que le dijera a Butters que no era así. Butters me mandó a llamar para reunirnos. Me dijo: ‘A ver cuéntame la historia’ y le dije lo de Pedro Castillo, la fiscal Marita Barreto, el coronel Harvey Colchado. Y él me contactó con ellos. A partir de ese momento, estamos hablando 7 de octubre, comencé a trabajar con la Fiscalía. La tarea era documentar, tener evidencia, cazar al presidente. ‘Tienes que cazar al presidente’, me dijeron.‘¿De qué forma?’. ‘Pidiéndote lo que ya te pidió, pero ahora en audio y video. Lo queremos todo documentado’, me indicaron”.
PUEDES VER: Agente especial que se infiltró en red de Castillo: "Él buscaba un salvavidas del tamaño de un buque"
El siguiente paso fue continuar con el plan de adquisición de equipos de espionaje. Y Carlos Barba supo atraer la atención de el Español hablándole de una feria en Panamá. Es en esas circunstancias que surge el congresista Luis Cordero Jon Tay. Esto es lo que narró Barba al respecto:
“Le dije a el Español que esa feria de Panamá era de espías y que vendían equipos de espionaje y todo. Entonces le interesó. Le recomendé ir allá. Yo quería ir y estaba buscando un patrocinador que me enviara. Es entonces que él me dijo: ‘Cordero’. Salió el nombre de Cordero, el congresista de Fuerza Popular. Y me dijo: ‘Este pata trabaja para nosotros’. Para entonces, ya estaba registrando todo para la Fiscalía. Yo ya era el nexo. Fuimos a Panamá. (…)”.
— “¿Cómo fue el contacto con Cordero?”, le preguntamos.
—“El Español me dio su número. Le escribí a Cordero y él me dijo: ‘Llegando a Panamá nos contactamos’. Y sí, pues, efectivamente, llegamos a Panamá. (…) La vaina fue que tomé contacto con Cordero.
PUEDES VER: Betssy Chávez autoriza a fiscal de la Nación a levantar su secreto bancario y de comunicaciones
—“¿En la misma feria o en el hotel?”
—“No, él estaba en el mismo hotel. Estábamos todos hospedados en el hotel, en la feria”.
—“¿Qué hotel?”
—“El Hilton. Eran tres días de feria y yo le acompañaba y explicaba los equipos que había allí. La idea era evidenciar el interés con los equipos de interceptación. Iba temprano y hablaba con los expositores y veía quiénes tenían esos equipos y dije que dentro de un rato voy a venir con un congresista que quiere saber del tema. Entonces, cuando venía después con Cordero, le decía al expositor: ‘Oye, mira acá está el congresista que te conté’. Y decía ‘Ah, sí, sí’ y lo jalaban a un costado”.
—“¿Cuántas empresas contactaron?”
–“Tres, cuatro”.
—“¿Sabía Cordero del interés del presidente Castillo y de el Español de hacer un equipo de inteligencia paralelo?
—“Sí, claro. Tanto así que esa era una de las tareas que me dieron”, informó Carlos Barba.
Su abogado, Elio Riera, dijo a Canal N: “Nosotros rechazamos categóricamente cualquier tipo de imputación respecto a la comisión de un hecho delictivo. Lo que tenemos al día de hoy con respecto al congresista Cordero es, únicamente, la coincidencia de un viaje realizado a Panamá a un evento público”.