¿Me harían el favor de alcanzarle esta lista de titulares de diarios chicha a quienes desde el Fujimorismo andan diciendo que ésta ha sido nuestra campaña más polarizada? Una muestra de lo que El Mañanero, El Tío, La Chuchi, El Chino, Repudio o La Yuca vomitaban todos los días a cuenta del SIN. Tan sencillo como poner “diarios chicha noventas” en un buscador web. ¡Campañas las de mi tiempo! Primero, los rivales, el más golpeado el recordado y querido alcalde Alberto Andrade: Comunistas armaron lista de Andrade; Chancho Andrade pide tanques para aplastar a familias; Pituco Andrade no camina por pueblos jóvenes: “Es que se ensucian mis zapatos”; Andrade funda “Somos Chingana”; Andrade compra la casa de Alan; Andrade retrocede como el Cangrejo; Gente de Nazca echa a Andrade; Perdió el Juicio con Luchetti: Andrade se va cuesta abajo. Hoy son amigos, pero a Luis Castañeda también le tocó golpe y bastante: Castañeda Lossio tiene que pagar por estafa en la Caja; ¿Dónde se llevó Castañeda el bille de la Caja?; Andrade reconoce ser marrano pero no chavón como Castañeda Lossio; Castañeda Lossio en trompo rompe quiosco a patadas; Castañeda ensayó 37 veces su discurso de lanzamiento y no le sale bien por culpa de los nervios. Y claro, Alejandro Toledo: Toledo se levantó cinco palos de CLAE; Toledo resultó ser súper trafa; Gringa jugadora besa a Toledo solo para la foto. Todos recordamos las sentidas disculpas de Alberto Fujimori a sus rivales tras esta limpia campaña. Nótese que ninguno era investigado por la DEA. Luego, la prensa crítica: Al Rojo Mohme no lo quiere nadie; Ángel Páez es un profesional de la farsa y la mentira. Rojos de El Comercio se alocan por denuncia de Diarios Populares; Asesino y Drogadicto es Denunciante (este es de Expreso). Y claro, la sobonería desatada: Presi Fujimori resuelve problema de hospital en Villa El Salvador; Fuji da a Madres, Toledo les quita. En “La Década de la Antipolítica” Carlos Iván Degregori recoge un episodio jocoso de cuan absurdo era este felpudinismo cotidiano: diarios chicha celebrando que Fujimori hubiese levantado una veda de pescado cuando en realidad era una disposición normal, de todos los años. No es todo, claro. Si quieren profundizar en la infamia de esa campaña también pueden darle una miradita a los vladivideos que el LUM ha subido a su página web para recordar lo que se hablaba antes, durante y después de la misma. Por ejemplo, se celebró la “victoria” como si se tratara de una guerra contra los enemigos del Perú. También se puede recordar las pintas que se hacían de madrugada por todo el Perú con recursos estatales y mano de obra militar. O revisar los programas de Laura Bozzo y los noticieros de la televisión comprada. O recordar a los infiltrados del SIN en la Marcha de los Cuatro Suyos. No exageremos, pues. Y menos si los que hablan son los mismos que miraron desde el balcón como se repartía barro con ventilador. Incluso esta campaña, en mi opinión, fue bastante menos polarizada que la del 2011. La diferencia es que ahora su rival no representaba un riesgo al modelo y, por tanto, los medios sí los golpearon en sus flancos débiles. La vez pasada los trataron suavecito mientras masacraban a Humala (y ustedes calladitos). Quien sabe, incluso esta revisión puede servirles para ganar perspectiva y escuchar menos a los que les dicen que el anti-fujimorismo es irracional y exagerado, un elitismo anti-cholo, una invención de esa izquierda que sabe que solo el Fujimorismo impide su control de las masas (la polémica de los historiadores versión caricatura). Más importante para entender por qué ese anti les ha costado elecciones contra candidatos de izquierda y derecha débiles, creo, es lo nefasto de este pasado, su nula autocrítica y la continuidad de gestos autoritarios.