Por HUMBERTO CASTILLO La campesina aimara Paulina Arpasi Velásquez, electa congresista por Puno en los comicios parlamentarios del 8 de abril último, llegó ayer a Lima y de inmediato se incorporó a sus nuevas tareas políticas en Perú Posible. Participó en una reunión en la sede de ese partido con sus futuros colegas del Congreso, elegidos también por esa agrupación. Arpasi llegó al aeropuerto Jorge Chávez, procedente de Juliaca, y de allí enrumbó a la reunión de coordinación, en la que fue una de las figuras sobresalientes. Al momento de su arribo a la capital, turistas y transeúntes que se encontraban en el terminal aéreo preguntaron quién era esa mujer sonriente y tan asediada. Cuando se enteraron de que era una virtual legisladora, expresaron su complacencia. Con su vestimenta auténtica: pollera de brillante color guinda, blusa blanca y una atractiva lliclla (manto), llevaba puesto además el sombrero característico de las mujeres aimaras. «Voy a defender los derechos de los campesinos», dijo Paulina. «Los voy a defender en el Parlamento, así como los he defendido en las luchas populares», añadió. Arpasi resultó electa congresista por Puno con la más alta votación departamental, tras presentarse por el partido de Alejandro Toledo, líder con quien probablemente hoy tenga una entrevista. Experiencia sindical Se desempeñó como secretaria general colegiada de la Confederación Campesina del Perú, organización sindical en la que milita desde hace varios años y de la que es una de sus lideresas más combativas. Pertenece a la comunidad campesina de Collacachi, ubicada a l8 kilómetros de Puno, donde se dedica a las labores agropecuarias con cierto éxito. Cursó su educación primaria y secundaria en el distrito que es asiento de su comunidad y luego ha seguido otros estudios por su cuenta. Se diría que es una mujer autodidacta. Tiene 35 años de edad y convive con un campesino de su tierra. Todavía no piensa tener hijos. De fuerte personalidad, inteligente y vivaz, tiene una gran experiencia sindical y ha viajado a la India, país donde se realizó la tercera conferencia de campesinos, y también al Brasil para participar en otra reunión sindical. Orgullosa de su identidad Paulina está orgullosa de su raza, de su idioma, de sus costumbres, de su comida, mejor dicho, está orgullosa de su identidad, a la que defiende con bríos. «Soy una mujer aimara», manifiesta. «Soy una mujer campesina», agrega. La campaña electoral que realizó Paulina fue muy sencilla y modesta. Sin embargo, recibió el total espaldarazo de sus compañeros. Ella no es la primera persona de origen aimara que va al Parlamento. En los años í50, fue electo diputado el campesino Julián Apaza Toque. Robusta, de mediana talla, enérgica a veces y a veces también tierna, tiene el rostro cobrizo, quemado por el frío de las alturas de su tierra. «No me gusta Lima», dijo sin rodeos al llegar a la capital. «No me gusta porque hay mucha bulla, mucho ajetreo, mucha contaminación», señaló. Cuando se le preguntó qué labores realizará en el Parlamento, no dudó en asegurar también que luchará por el respeto a su organización campesina y por la creación del Banco Agropecuario y del Seguro Agrario.