El analista político y experto en descentralización Javier Azpur ofrece en la siguiente entrevista su mirada sobre la marcha del gobierno de Pedro Castillo en estos primeros casi tres meses de gestión. Aunque advierte que se han cometido errores, también dice que el jefe del Estado ha demostrado capacidad de rectificación.
Escribió una columna en el portal Pata Amarilla en donde afirma que se están generando las condiciones para una vacancia presidencial. ¿Por qué considera que es así?
Durante buena cantidad de días hemos tenido cuestionamientos a quienes integraban el gabinete anterior, pero a pesar de que se produjeron cambios y hay un giro en la perspectiva del gobierno asistimos a la continuidad de una estrategia de la ultraderecha que empezó en la segunda vuelta, con esa enorme mentira del fraude en la que persisten. Sienten que han perdido una parte importante del poder y por eso les interesa impulsar la vacancia, desde mi punto de vista sin razón alguna, movidos por lo que consideran que es un derecho al poder.
¿Qué elementos observa que le hacen pensar que la vacancia está en camino?
Uno es lo que ha pasado esta semana en el Congreso, donde se ha modificado el equilibrio de poderes. Otro son las movilizaciones de estos grupos, que realmente son bandas…
¿De ultraderecha?
Exactamente. Y hay un discurso desde los medios -con excepciones- que siguen hablando del fantasma del comunismo, del riesgo autoritario, cuando, en los hechos, este gobierno no ha tomado ninguna decisión que pueda ser catalogada en ese sentido. Es más, ahora el gabinete tiene personalidades con una mayor trayectoria democrática y perfil político.
Hay vacíos serios, en Interior, por ejemplo, ¿no?
Sin duda. Las fuerzas democráticas y de oposición tienen el derecho y en algunos casos la obligación de cuestionar decisiones erradas, como la designación del ministro del Interior o de Rojas como embajador de Venezuela (ya anulada).
¿Son solo errores?
Sí, yo creo que son parte de acuerdos políticos que, claro, no nos gustan y que al ser equivocados afectan la gestión gubernamental. La oposición tiene instrumentos, puede plantear una censura a ese ministro. Sin embargo, anunciar como hacen desde -entre comillas- el propio partido de gobierno y sectores ultraconservadores que van a negar la confianza, me parece irresponsable, antidemocrático y es un paso más hacia esa estrategia golpista.
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Según ese análisis, un grupo de PL sería parte de esa estrategia.
En los hechos eso es lo que sucede, ¿no? Más allá de los discursos radicales, de los anuncios de que están por defender la propuesta de cambio del gobierno, terminan debilitándolo y jugando en pared con estas corrientes de ultraderecha.
¿Un sector de PL termina jugando con la ultraderecha?
Un sector de Perú Libre, sin duda. Los mensajes de Bellido y de Cerrón no contribuyen en nada, no solo a la gobernabilidad, también debilitan el proyecto de cambio. Lo que hay que discutir y poner sobre la mesa son las propuestas. Hace pocos días se publicaron los lineamientos de gobierno y se trata de una plataforma coherente con el mensaje presidencial del 28 de julio y que debería generar un consenso más allá de la izquierda. Los únicos que se pueden resistir a ese tipo de medidas son los que verán recortados sus intereses y ganancias.
¿Es posible construir consensos hacia el centro, la centroderecha?
Las fuerzas del centro, de la centroderecha tienen la posibilidad y responsabilidad de construir una plataforma común, manteniendo cada quien su capacidad de criticar, pero empujando hacia la gobernabilidad democrática.
¿Lo ve capaz a Castillo de liderar un esfuerzo de coalición de esa naturaleza?
Para muchos -yo incluido- fue una sorpresa la orientación que Castillo asumió en su discurso del 28 de julio. Ahí reflejaba una apuesta por el cambio, también realismo. Es alguien que viene del mundo rural, de una lógica de actuación del sector campesino, sindical, magisterial, y claro que hay problemas y debilidades…
¿Cuáles?
No tiene experiencia de gobierno, tampoco tiene la red de contactos con las élites políticas y económicas, sin embargo, hay algo importante: con el cambio en el gabinete, Castillo demuestra que es capaz de evaluar cuando se equivoca. La rectificación que ha hecho no es menor, es riesgosa, hemos visto la reacción…
De un sector de Perú Libre.
Está asumiendo un riesgo, un desafío. Por eso creo que, al convocar a algunas personalidades, como la presidenta del Consejo de Ministros, o los ministros de Economía y Salud, genera una capacidad de gestión que dependerá de la construcción de un colectivo. Ese es el desafío. El gran cambio que tiene que haber es que se deje esta especie de mosaico de pequeños grupos de interés -como fue en la gestión de Bellido- para convertirse de manera efectiva en una coalición de gobierno.
¿Coincide en que la fuerza de Castillo se encuentra fuera de Lima?
Sin duda. Si se miran las encuestas, hay una coincidencia en el sentido de que hay dos miradas del gobierno de Castillo: una que proviene de Lima y Callao, mucho más crítica, que comparte la lectura de los medios, y hay gran parte del país, que no es poca, que tiene una visión muy distinta, que mantiene expectativa. El desafío del presidente y del gobierno, como digo, es construir una coalición, no solo política. Es fundamental que sume a los actores sociales, a las instituciones democráticas.