Figura. El periodista César Hildebrandt se pronunció sobre el fallecimiento del líder histórico del Partido Popular Cristiano (PPC), Luis Bedoya Reyes, el último jueves en su vivienda en San Isidro.
Ante este suceso, lamentó la partida a pesar de que, según su apreciación, “fue la encarnación de una derecha que se pretendía moderna, pero que estaba firmemente anclada en el civilismo original”.
“Lamento la muerte de Luis Bedoya Reyes, que no habría sido un gran presidente como dicen quienes no votaron por él. Bedoya fue la encarnación de una derecha que se pretendía moderna, pero que estaba firmemente anclada en el civilismo original”, escribió en su semanario Hildebrandt en sus trece.
No obstante, destacó el trabajo de Luis Bedoya Reyes, quien dejó un legado de importantes políticos peruanos tras ir a las elecciones con el fin de representar a la Asamblea Constituyente en 1978 en busca del retorno a la democracia.
“En todo caso, el exalcalde de Lima sí fue un líder y una figura importante de las ligas mayores”, finalizó el periodista.
Por otro lado, César Hildebrandt se refirió a la última encuesta de CPI donde revela que el 64% de los ciudadanos que van a votar en las Elecciones Generales 2021 dice estar “poco informado” sobre los candidatos presidenciales, mientras que el 27,9% admite estar “nada informado”.
“Las cifras son depresivas y dan una idea del nuevo gran fracaso al que nos asomamos masiva y conscientemente. La culpa —si la hay— pertenece a la implosión cívica, cultural, moral y social que el Perú sufrió en las últimas décadas y que terminó con la partidocracia, los debates sobre el largo plazo y la preocupación por el futuro”, resaltó.
Hildebrandt: Bedoya fue un líder y una figura importante de ligas mayores
En esa misma línea, consideró que uno de los factores para que a los ciudadanos no les interese informarse sobre los candidatos es porque mucha gente “no se siente parte de una nación, sino de un clan” y que desde esa perspectiva, el Perú sería “una suma de intereses anárquicos, un archipiélago descosido, una federación de egoísmos irreconciliables”.
“A la gente —así, en general, aunque se moleste la progresía— le interesa muy poco quién diablos gobernará este país del demonio (…) Somos, en primer lugar, un país donde los bribones se han apoderado de buena parte de la política. Aunque los libertarios se molesten, se impone una reforma puritana de la ley de partidos”, acotó.
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