Mario Mendoza es miembro de su supuesta organización criminal junto con Antonio Camayo y Walter Ríos. Los tres lo incriminaron, de modo que su inocencia es contradicha por tres.
Cuando caen los implicados en los audios, el asesor de Walter Ríos, Gianfranco Paredes, que hacía con él toda la corrupción, le dice a la fiscal que dirá la verdad: el jefe era Hinostroza. Yo le daba órdenes a Ríos para nombramientos y ratificaciones de magistrados y para arreglar casos en la Corte Suprema y en el Callao. A cambio de dinero. Dice que Camayo hacía reuniones en su casa y que Mendoza hacía almuerzos. Camayo afirma también que yo soy el jefe, pero es genérico. Y Mendoza lo pone a Ríos en un tercer nivel, porque es su amigo. Y él, vivo, no acepta nada. Pero Paredes después no quiso declarar. Lo pedí muchas veces y recién un juez lo ordenó. Así que hasta ahora no hay prueba de que Ríos, ordenado por mí, se reunió con postulantes nombrados por el ex CNM.
¿Por qué dudaría Paredes en ratificarse? Todo el mundo lo acusa a usted.
Debe demostrar mis órdenes a Ríos y no puede. No hay ningún nombramiento por una orden o pedido mío a Ríos para que hable con los consejeros. Los únicos nombramientos en los que él aparece son de Mamani y Canahualpa, de Puno y el Callao. Y él lo hacía solito. Habla con los consejeros, se mueve y coordina con sus ayudantes. Si yo fuera jefe me hubiera dicho: César, por si acaso, ya cumplí tu orden. César, de lo que me han dado, te estoy enviando tanto.
Su participación fue decisiva en los casos de Michel Fernández y Verónica Rojas.
Son los únicos casos que me vinculan con Ríos. ¿Pero cuál fue mi rol? ¿Si fuera jefe le diría a Ríos: oye, hermano, por favor, dale una posibilidad a ese chico? No. Le diría: Walter, quisiera que mañana recibas a fulano de tal. Y en el otro caso le diría: Ríos, ponme en la terna a Verónica Rojas. Pero no: lo hice hablar con Guido Aguila y este le ruega. ¿Qué dijo la Audiencia Nacional acá para rechazar el cargo de organización criminal? Hablo del pleno, de los 20 jueces de Madrid. Que tiene que haber concierto de voluntades, roles, funciones, tareas, lucro económico.
Pero eso ya no es tan importante. Según nuevas declaraciones de Walter Ríos, su verdadera influencia no era en el Callao sino en la Corte Suprema.
Ríos habría hecho un convenio con Fernández para recibir una pena de prisión simbólica por la decena de delitos que ha cometido, y lo único que le están pidiendo es que culpabilice en función de los objetivos fiscales. Pero eso tiene valor jurídico cuando alguien delinquió y delata: yo participé con Uceda en tal hecho. Nos pagaron tanto y así nos dividimos el dinero. No se puede decir tengo conocimiento, o me han dicho. Ríos les hace el juego a los fiscales Pablo Sánchez y Jesús Fernández, quienes desean construir la tesis de que los Cuellos Blancos manejaban la Fiscalía de la Nación, la Corte Suprema y el CNM. Pintarán una organización sin líderes, basándose en la Convención de Palermo, que establece cinco tipologías de crimen organizado, siendo una efectivamente horizontal. Pero en todas ellas hay un rasgo común: fines de lucro. En mi caso ¿dónde está lo económico?
Ríos ha denunciado la existencia de la banda del Choclito en el Callao, encabezada por usted. Él lideró el Callao, conoce, estuvo allí.
Una banda formada 18 años atrás. Y sindica a dos jueces, Peirano y Molina, siendo yo el cabecilla. Pues resulta que en el 2001 ni esos dos jueces ni yo trabajábamos en el Callao. Probaré que ellos fueron despedidos del Poder Judicial por Fujimori y reincorporados en 2003, por una sentencia de amparo. Esa es una mentira de tanta magnitud que descalifica al denunciante.
Y Ríos ha dicho que el Presidente del Poder Judicial creó la Segunda Sala Penal Transitoria en la Corte Suprema al gusto suyo, para que usted la presidiera.
En efecto, dice que Duberlí Rodríguez era mi muñeco, y que creó una Sala para mí, con gente de mi confianza. ¿Qué diablos sabía Walter Ríos de la creación de esta Sala? No participaba en nada de lo que hacía la Corte Suprema. Dice que tiene conocimiento, eso no vale. El doctor Rodríguez conformó la Sala con gente que consideró tenía los méritos para ascender, porque eran provisionales. Creo que todos eran de su confianza. Yo no los conocía, venían de provincias. Además, esa instancia fue creada por un órgano de gobierno, el Consejo Ejecutivo, que también creó una Sala Constitucional Transitoria que funciona hasta hoy. Esto es completamente demostrable y se demostrará.
Ríos, entonces, ya no es su hermanito. Es difícil creer que en un caso tan importante le acepten versiones deleznables.
Es cuestión de analizar cómo está la justicia en el Perú para mi caso. A Ríos le permiten limpiar a Mario Mendoza, autor de una serie de fechorías en la Corte del Callao, y al presunto operador José Luis Cavassa. Serían los grandes beneficiados, a quienes no menciona. Hay un informe de una fiscal del Callao que demuestra a la Fiscal de la Nación que Ríos miente. Al parecer el informe fue encarpetado porque Jesús Fernández le permite a Ríos construir su nueva versión sin pruebas. Se permite decir a los fiscales que le toman manifestación: ustedes están equivocados, Hinostroza no era un poder en el Callao sino en la Suprema. Y cita numeración de expedientes de memoria, algo que solo se puede hacer con asistencia externa en una prisión de alta seguridad. Para mí Ríos está concertado con la fiscalía.
El tema de su relación con jueces de la Corte Suprema al final va a ser el meollo de su caso. ¿Quiénes eran sus amigos?
No puedo hablar de los supremos porque verán mi caso. Solo diré que cuando llegué, en 2015, no conocía a nadie ni tenía amigos. He recusado a Víctor Prado porque anticipó opinión diciendo que yo había delinquido, y también estoy haciéndolo con el juez Hugo Núñez Julca a quien según un audio le negué el permiso para una actividad extralaboral. Imagínese, ¿ese juez se atrevería a darme la razón? De hecho ya me rechaza todos mis pedidos de aplicar la ley.
Mañana: El caso del Hotel María Angola.