El sociólogo David Sulmont explicó que era esperable la caída en las encuestas del presidente Martín Vizcarra porque su subida estuvo “asociada con la disolución del Congreso y la convocatoria de elecciones”. Anotó que ahora el gobierno debe ocuparse de otros problemas que preocupan a la población como promover la inversión pública.
¿Por qué cae tanto la aprobación al presidente Vizcarra?
Su subida estaba asociada a la disolución del Congreso y la convocatoria de elecciones parlamentarias: bastante coyuntural. Ese nivel de aprobación difícilmente era sostenible porque no hay muchas cosas nuevas que el gobierno haga. Era esperable que baje a niveles de ahora y es probable que siga bajando. Conforme la atención se centre en la campaña electoral, quizá se mantenga unos meses, pero difícilmente era esperable que siga con niveles tan altos como casi 80%. Pero 60 % es bastante decente, mucho más que otros gobernantes. Ninguno desde Fujimori tuvo niveles de aprobación tan altos, sobre todo casi en la última parte del mandato.
¿Qué debe hacer el gobierno frente a esta caída?
Con cancha libre hasta que haya Congreso, debe acelerar la agenda que quiera plantear. Vizcarra ha estado en provincias impulsando obras de infraestructura. Este año, al cambiar las autoridades regionales y municipales, la inversión pública en regiones cayó. Impulsarla podría darle apoyo sobre todo en provincia. No queda muy claro qué quiere hacer el Gobierno. Supongo que Vizcarra querrá administrar el país lo mejor que pueda el año y medio que falta, dejarlo más o menos ordenado y quedar lo mejor posible enfrentando una desaceleración económica por la coyuntura internacional. Luego, con el nuevo Congreso, debe seguir impulsando las reformas políticas.
¿Qué problemas urgentes de la población debe atender?
Son difíciles de resolver en corto plazo. La inseguridad ciudadana es un problema estructural que sigue en los mismos niveles en los últimos años y ningún gobierno ha demostrado mucha imaginación para enfrentarlo mejor. Otro tema importante es la economía que no crece a ritmo de años anteriores. Allí podría ayudar acelerar proyectos de inversión pública.
¿Y la inversión privada?
En tanto la inversión pública sea motor de la reactivación económica, la privada podría salir. Allí hay que ver qué grandes proyectos de inversión privada pueden continuar. Algunos toman tiempo. El ferrocarril de cercanías es importante pero está en etapa muy inicial. Otros son la ampliación del aeropuerto Jorge Chávez, Chinchero... Tía María es bien difícil que salga en este gobierno. Si la relación con el nuevo Congreso es menos conflictiva, se podría dar confianza para inversiones privadas. Pero mucho depende del contexto internacional; somos una economía pequeña.
Y en minería, hay algunos conflictos como Tía María…
Ya hemos tenido otros ‘Tía María’. No es la primera vez que un gran proyecto de inversión se cae por oposición de la población. La experiencia muestra que cuando hay fuerte oposición de la población, los proyectos mineros no pasan. Hay que centrarse en otros más viables. La inversión en industrias extractivas depende del mercado internacional. El ‘superboom’ ya pasó. Hay que ubicar otros motores de crecimiento. Eso requiere más imaginación en sectores como Producción con diversificación productiva, que se intentó en el gobierno de Humala y se paralizó con PPK.
¿Cómo afecta al gobierno cuestionamientos como los de la última exministra de Salud?
Su renuncia es consecuencia de la imagen que el gobierno quiere dar de una lucha anticorrupción. Muestra que es sensible a la necesidad de no abrirse un flanco por ese lado. Pero el gobierno tiene hasta enero la cancha más libre para avanzar la agenda que quiera proponer.
¿Y hay una agenda?
Ese es el tema. ¿Qué medidas anunció el premier hace poco? Algunas cosas pueden ser impulsar una mayor ejecución del gasto público. Por eso hay que trabajar mucho con gobiernos regionales. Lo otro es el plan de competitividad, que no queda claro. Hay temor de que pueda consistir en rebajar derechos laborales o mayor flexibilización laboral, que tenemos desde Fujimori y seguimos con una informalidad muy importante. Pero son cosas de mediano plazo. Más inmediato es acelerar el gasto público, la reconstrucción del norte e impulsar algunos proyectos de inversión grande. En Lima, un impacto habría si el ATU logra algunas mejoras en el transporte.
Pese a las caídas de Burgos, Donayre y Moreno, el ministro del Interior tiene 42% desaprobación, más que el premier y la ministra de Economía. ¿Cómo se explicaría esto?
Porque el tema de la inseguridad es una de las cosas que más molesta a la gente. Es algo sobre lo cual tampoco se siente que hay cambios radicales. De eso le van a echar la culpa al ministro del Interior y la Policía.
¿Por qué los mayores aumentos de respaldo a Vizcarra se dieron después de cuestiones de confianza, su propuesta de adelanto electoral y la disolución del Congreso?
Porque en ese momento Vizcarra ofrecía una salida al conflicto político que ya estaba cansando a la opinión publica. Sintoniza con un descontento muy fuerte de la ciudadanía con los partidos y el Congreso. Vizcarra tomó decisiones que tenían una aceptación en la opinión pública y que muestran firmeza, cualidad que la ciudadanía aprecia en líderes políticos.
¿Por qué Fuerza Popular aparece en los sondeos como segunda opción para el Congreso, después del “ninguno”, “no precisa” y de Acción Popular?
Siendo una elección de campaña corta, los partidos más conocidos tendrán cierta ventaja. Es esperable que, pese al descontento de la mayoría, que vemos en ese “ninguno” y “no precisa”, luego las agrupaciones más conocidas tengan mayor respaldo, pero es pequeño: ninguno supera el 10%. Además, el fujimorismo, pese al gran deterioro, es una fuerza política que tiene núcleo duro.