"Todo esto podría empezar a parecerse a una especie de metajuicio para decidir parte de la suerte de García",Por el momento la bola del asilo a Alan García está en la cancha de Uruguay, donde la oposición pide que no le sea concedido y el gobierno se prepara para tomar una decisión. Aunque por cortesía diplomática Montevideo no decidirá nada antes de haber recibido la información sobre el tema ofrecida por Martín Vizcarra. El ex presidente Julio María Sanguinetti, todavía una voz influyente en su país, se ha pronunciado a favor de mantenerse dentro de la tradición uruguaya y conceder el asilo “de inicio”, con cargo a una posterior revisión de los argumentos de ambas partes. Lo cual introduce elementos de lo transitorio y lo tentativo en el asilo. Además Sanguinetti no descarta la posibilidad de que, concedido el asilo, el Perú simplemente no quiera (o no pueda, por la figura del impedimento de salida) darle un salvoconducto a García, y lo mantenga confinado a la embajada. Con lo cual Uruguay se ahorraría la presencia, siempre polémica, del político aprista en Uruguay. Las diferencias políticas dentro del propio Uruguay, la confrontación entre la tradición del asilo y los pormenores del caso específico, y la consideración del futuro de las relaciones con el Perú, apuntan a varios meses de tira y afloja. Para García posibilidades de un horizonte de reclusión en la embajada uruguaya. De alguna manera el primer impacto de un García instantáneamente libre para siempre empieza a diluirse. Aun si el asilo es concedido, no va a tener la forma de un cheque en blanco. Podría ser que tampoco venga en la forma de un simple desplazamiento a Montevideo, si el gobierno lo bloquea en Lima. Por el camino las tareas informativas deberían pasar al sistema judicial peruano, para evitar la impresión de un Vizcarra participando activamente en el proceso a García. Todo esto podría empezar a parecerse a una especie de metajuicio para decidir parte de la suerte de García. Quizás no es lo que el asilando esperaba. Mientras tanto los encargados de tomar decisiones en Montevideo van a seguir mirando lo que sucede en Lima. No solo las argumentaciones de todas las partes, sino también las pasiones que ahora se ventilan en torno a la decisión de García.