"Además de la presidencia, Bolsonaro ganaría una crisis económica en ciernes. El empresariado lo ve como un político adscrito a los mercados económicos".,Un súbito repunte de Fernando Haddad en esta última semana ha llenado de entusiasmo a los enemigos del puntero Jair Bolsonaro. La reducción de la distancia de 18 a 12 puntos (56% versus 44%) en pocos días efectivamente es esperanzadora, pero la tendencia parece llegar demasiado tarde en esta segunda vuelta. Sin embargo, Bolsonaro ha acusado el golpe y empezado a referirse a la posibilidad de la derrota, que para él solo sería posible mediante un fraude. Los partidarios de Haddad mantienen la moral y están contando con los recursos clásicos: el voto oculto, la falibilidad de las encuestas, las decisiones de último minuto. Luego está el 14% de votantes que hasta ahora se mantiene indeciso, nulo o en abstención. Es una cifra que formalmente podría producir lo que en Brasil se está llamando el viraje, aunque ese bolsón tiende a seguir las tendencias predominantes. Además, a los repuntes dramáticos de último momento les suele faltar tiempo. Pero si bien las apuestas en la elección de hoy están a favor de Bolsonaro, hay coincidencia en que sería una victoria estrecha. Pues el candidato de la derecha llega con lo que la agencia Reuters llama “una camisa de fuerza fiscal” y sin una mayoría que le permita hacer las reformas con que ha amenazado. Sin embargo, Bolsonaro no estará solo en el congreso, pues su votación ha arrastrado a los hemiciclos a un número inédito de parlamentarios conservadores. Como botón de muestra, las curules de ex militares y ex policías (generalmente evangélicos) han pasado de 20 a 55. El número de parlamentarios terratenientes también ha crecido mucho. Además de la presidencia, Bolsonaro ganaría una crisis económica en ciernes. El empresariado lo ve como un político adscrito a los mercados económicos, pero su admiración por el régimen de los militares golpistas de 1964 sugiere una fuerte tentación intervencionista. Las sorpresas no solo van a ser electorales. Con un presidente generalmente sindicado como de extrema derecha, el mundo financiero se prepara para un ciclo de intensa inestabilidad en Brasil. Las primeras señales de este tipo de conducta ya se han dado a lo largo de la campaña electoral. Aun así, las mayorías del país avanzan hacia ese triunfo, como corderos al matadero.