De otra parte terrorismo y guerrilla están entre los términos que el uso popular ha vuelto prácticamente intercambiables, a pesar de sus obvias diferencias.,Llamar terrorista a Sendero Luminoso 1980-1992 es adecuado. Pues sembrar el terror entre la población desarmada fue central en su estrategia. Las confrontaciones de los grupos irregulares de SL con la Fuerza Armada, lo que suele llamarse actos guerrilleros, sí existieron. Pero fueron una minoría de las acciones de SL, cuyas víctimas fueron sobre todo civiles indefensos. En el Perú el uso de la palabra terrorismo pegó porque en gran medida correspondía a la realidad. Pero como toda definición genérica, deja algunos resquicios, en el sentido de que SL alojó a terroristas y también a unos pocos grupos con objetivos propios de una guerrilla. Llamar a estos últimos por su nombre no puede ser visto como una apología del terrorismo. Como la subversión armada combina tácticas y recursos varios, cada país desarrolla su propia manera de referirse a ese tipo de enemigo, el propio y el que opera en otros países. Por eso palabras como terrorismo o guerrilla han producido verdaderas bibliotecas, libros en los que se busca algún grado de exactitud en las definiciones. No por buscar la buena o la mala, sino solo la más o menos exacta. Habitualmente para el periodismo internacional si algo se mueve en pequeños grupos por zonas alejadas o frondosas, con ropa de camuflaje, entonces se trata de una guerrilla. No importa la palabra que usen los locales. No constituye una celebración de esos grupos, y la descripción de sus actos terroristas, cuando los hay, suele figurar en el texto mismo. En la convención vigente en el Perú decir guerrilleros en lugar de terroristas puede levantar cejas, y podría ser visto como un trato benévolo a SL. Pero de allí a la apología hay un salto muy largo. No estamos, pues, ante el uso prohibido de una palabra, sino solo ante una variante de la descripción, precisable, utilizada por todo el mundo. De otra parte terrorismo y guerrilla están entre los términos que el uso popular ha vuelto prácticamente intercambiables, a pesar de sus obvias diferencias. Entre otras cosas porque muchos grupos armados no se privan de utilizar las dos tácticas de acuerdo a su conveniencia. No todos los usuarios de los términos están dedicados a practicar en todo momento la precisión académica.