Frente a esto la postura de Vizcarra no puede ser vista como golpista por ningún lado.,A juzgar por la encuesta Ipsos del domingo, la gente no cree en la patraña de un golpe de Estado promovido por Martín Vizcarra. Más bien la cifra récord del 61% que lo aprueba está creyendo en su presidencia, a la que ven sobre todo como confrontada con la corrupción. En concordancia, el Poder Judicial y la Fiscalía duplicaron sus cifras en un mes. A algunos este surgimiento de una visión tan positiva de Vizcarra les parece peligroso, y gritan lobo. Los más drásticos sienten que tanta popularidad es efecto de una conspiración y la oportunidad de un golpe de Estado. No hay pruebas, y la argumentación consiste sobre todo en pintar a Vizcarra como un ambicioso descontrolado, también esto sin pruebas. En el fondo la mención del golpe es solo una manera de culpar a Vizcarra de la debacle de Fuerza Popular. En esto los promotores de la patraña tienen algo de razón. Pues el llamado a un referendo terminó de descolocar a la bancada FP. Aunque para entonces las encuestas, es decir, la mirada del público, ya habían hecho su trabajo de demolición. Pero los promotores de la idea de un golpe a las puertas tienen un objetivo adicional: cortarle las alas a esa parte de FP consciente de que es indispensable seguir adelante en la negociación con el Ejecutivo. Son los que consideran que este es, para usar la frase de Jorge Morelli, un “tiempo de palomas”, ciertamente no de halcones. La propia Keiko Fujimori desde la cárcel ha emitido algunos sonidos conciliadores en su esencia. El principal su llamado a la unidad de la familia Fujimori, lo cual entendemos como un llamado a la negociación con el hermano Kenji. Esto nacido de la noción de que el poder absoluto y el estilo imperial ya han quedado atrás, y que es necesario reconstruir. Frente a esto la postura de Vizcarra no puede ser vista como golpista por ningún lado, y la vacua acusación no hace sino debilitar más a los opositores radicales. Más bien es indispensable entender que el discurso presidencial del pasado 28 de julio fue una invitación a negociar, que incluso FP aceptó, si bien muy a medias.