En estos días la candidata necesita oxígeno, y lo va a buscar donde pueda. Acabamos de ver su video ensayando un estilo confrontacional que ya parecía superado.,Keiko Fujimori quiere recuperar sus antiguos niveles de aprobación, y a todos nos conviene que lo haga. Ciertamente esa caída no estaba en los planes de Martín Vizcarra. Pues un mero 15% de simpatía con perspectivas de reducirse es tan desestabilizador de la política como lo ha sido blandir sin pudor su mayoría absoluta en el Congreso. En estos días la candidata necesita oxígeno, y lo va a buscar donde pueda. Acabamos de ver su video ensayando un estilo confrontacional que ya parecía superado, y que se contradice con el ánimo colaborador, si bien desganado, que venía practicando su bancada. Obviamente está convencida de que su problema de aprobación ha sido dejar de atacar. El argumento que ha elegido para contraponerse al Ejecutivo es clásico: hay cosas más importantes que las que Vizcarra le está proponiendo al país. Pero la importancia relativa de las iniciativas de gobierno es algo subjetivo, lo cual vuelve personales a las críticas, y en ello contraproducentes. De paso hay una patada en la espinilla a quienes aprueban el referendo tal como este está. Además el breve video no explica por qué las dos series de iniciativas, por ejemplo los temas de un referendo y la urgencia de una reconstrucción, se contradicen o se neutralizan. Una sincera crítica a la propuesta de referendo, que es legítima y que muchos están practicando en estos días, hubiera podido elegir un mejor argumento. Sin embargo, la necesidad pública de que Keiko Fujimori mejore su aprobación en las encuestas está allí. Las dos partes, Congreso y Ejecutivo, han desaprovechado el instante en que se hizo evidente que tenían intereses y necesidades comunes. Debemos entender que el discurso de Vizcarra el pasado 28 de julio había sido concebido como un instrumento de negociación. Quizás a las dos partes les han faltado operadores a la altura de las circunstancias. O el proceso ha avanzado muy despacio, al grado de volverse casi imperceptible. O el cruce de la caída de Fujimori y la subida de Vizcarra en las encuestas no había sido calculado. Si ha habido algún avance, ahora Fujimori está intentando cancelarlo. Pronto se demostrará que no es un buen negocio.