Ser duro con el problema pero suave con las personas.,El camino que ayer recorrió el presidente Martín Vizcarra de Palacio al Congreso para dejar los proyectos de reforma política vía referéndum no solo afianza su iniciativa, sino que le permite personalizar este proyecto que le ha otorgado un liderazgo que la ciudadanía reconoce mientras ¿la oposición? se sigue descuajeringando. Vizcarra quiso entregar anteayer esos proyectos, pero el presidente del Congreso, Daniel Salaverry, puso el grito en el cielo diciendo que era un “golpe bajo” porque él no había sido advertido de la visita y esta ocurriría justo cuando estaba en Cieneguilla en un conclave partidario. “Escoger justo ese momento para visitar el Parlamento no es lo más elegante, es un golpe bajo que no debemos aceptar”, dijo Salaverry, y Vizcarra le respondió con rapidez: “¿Golpe bajo? No comprendo esa reacción. Las puertas de Palacio de Gobierno están abiertas y quien quiera ir a dejar un documento puede ir cuando desee y no tiene que pedirle autorización a nadie. Yo pensaba que en el Congreso era igual”. Una queja así por parte de Salaverry y su partido, que hacen del juego artero y amañado un estilo de vida, es francamente tan ridículo como abusivo resulta que Fuerza Popular haga sus retiros partidarios fuera de Lima en días y horas laborables. Pero igual no le costaba nada a Palacio coordinar la visita del presidente Vizcarra al Congreso en un contexto en el que, quizá hoy más que nunca, los gestos importan y mucho. Pues parecería que, en este momento, al presidente Vizcarra le conviene, como recomienda el método de negociación de Harvard, ‘ser duro con el problema pero suave con las personas’, lo que significa cuidar mucho las formas pero defender el fondo y las posiciones con rigurosidad. Si de gestos se habla, la caminata con baño de popularidad, acompañado del premier César Villanueva y recibido en el portón del congreso por ‘su’ bancada de PpK, encabezada por alguien tan ‘apreciada’ por FP como la vicepresidenta Mercedes Aráoz, perfilar un cuadro político en el que el presidente Vizcarra mejora y Keiko Fujimori se desploma. La popularidad presidencial subió diez puntos en un mes, según Datum, de 39% a 49%, mientras el respaldo político de Keiko Fujimori se descuajeringó cayendo a su nivel histórico más bajo: de 21% a 14%. Con gente así es, precisamente, con quien se debe ser más duro con los problemas y las posiciones, y más suave con las personas, especialmente con aquellas que suelen reaccionar con imprevisibilidad y desesperación.