"La Alianza del Pacífico está en el centro de la interrogante sobre si estamos presenciando el retroceso de la izquierda en la política latinoamericana".,La Alianza del Pacífico fue fundada como varias cosas a la vez. Sobre todo como un acuerdo comercial entre cuatro países costeros, con miras hacia el Asia. Pero también como un club de países con políticas económicas distintas de las de los gobiernos de izquierda agrupados en la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, ALBA. La Alianza del Pacífico fue propuesta por Alan García en Lima, en el 2011, y desde entonces ha seguido un curso positivo. Los cuatro integrantes han mantenido un perfil propio, sus vínculos internos se han fortalecido, sus economías han prosperado, y su gravitación geopolítica trans-regional se ha puesto en evidencia en más de una ocasión. En lo diplomático se puede ver su fundación en el 2012 como la búsqueda de un refugio frente al fuerte avance de las posiciones de izquierda en los organismos multilaterales de América Latina en esos años. Ciertamente le ha ido mucho mejor que a Unasur, que desde sus recientes crisis en torno al tema venezolano pugna por sobrevivir. La Alianza del Pacífico no fue concebida ni ha actuado como un grupo de confrontación con los gobiernos de izquierda de la región. Aunque estos últimos no necesariamente lo han visto así. De los 10 países observadores de la Alianza en América solo hay uno, Ecuador, que entra en esa categoría. En cambio hay candidatos a asociarse en otros continentes. Sin embargo, a la reunión de Puerto Vallarta asistirán los presidentes de Argentina, Brasil y Uruguay en búsqueda de un acercamiento con la Alianza. Manuel López Obrador no podrá asistir como presidente, pero acompañará a Enrique Peña Nieto, como un mensaje sobre su posición política frente a la organización que México integra. La Alianza hoy está en el centro de la interrogante sobre si estamos presenciando el retroceso de la izquierda en la política latinoamericana. La izquierda que está llegando en México parece bastante moderada, y las demás elecciones de este año inclinan el marcador a favor de candidatos de derecha. Aun así, la popularidad de Lula preso es una notoria excepción. Martín Vizcarra, que llega a Puerto Vallarta presidiendo una economía en buen momento, no podía haber tenido un mejor estreno en la escena internacional.