¿Acaso no es tan repulsivo el juez que hace esa pregunta como el violador? Yo creo que sí porque un administrador de justicia que negocia sobre esos términos, para rebajar o anular el castigo a un violador, es repulsivo y debe de salir de inmediato de un puesto como tal en una nación que se pretende democrática. ,Los audios han puesto nuevamente sobre la mesa la nauseabunda corrupción al interior del Consejo Nacional de la Magistratura, órgano que no solo sanciona o ratifica a jueces y fiscales, sino que escoge al jefe de la ONPE. Uno de los audios más abyectos es el del juez César Hinostroza Pariachi preguntando si la víctima, una niña de 11 años, está desflorada para de inmediato ofrecer el menú a la carta: “¿pero quieren que lo absuelva o que le rebajen la pena?”. De lo anterior no solo se deduce la corrupción, sino la lógica jurídica: si la niña está desflorada previamente, ¿se puede alegar una pena menor para el perpetrador de la violación sexual porque no era virgen?, ¿qué otro sentido tendría hacer una pregunta al respecto? ¡Estamos hablando de un violador de menores: de una niña de 11 años! ¿Acaso no es tan repulsivo el juez que hace esa pregunta como el violador? Yo creo que sí porque un administrador de justicia que negocia sobre esos términos, para rebajar o anular el castigo a un violador, es repulsivo y debe de salir de inmediato de un puesto como tal en una nación que se pretende democrática. Obviamente que una mujer sea virgen o sea una prostituta no debería interferir en la disminución o aumento de la sanción, pero lamentablemente ese criterio muchas veces sigue vigente. Acaso no es ese el motivo para que los médicos legistas les pregunten a las víctimas “¿cuántas parejas sexuales has tenido, hijita?”, con apóstrofe en diminutivo y todo. Porque el machismo es un fantasma que recorre todos los pasillos del Poder Judicial y atraviesa las puertas, los mármoles y todo el formalismo que apenas le da una pátina de sobriedad al caldo hediondo de la corrupción. Además, el machismo lo detentan muchas mujeres que, así como estos jueces, pretenden esconderse detrás de los formalismos para sancionar de manera benigna. Solo entre enero y mayo de 2018 se han perpetrado 62 feminicidios y 134 tentativas de feminicidio: cada dos días se mata a una mujer en el Perú. Lo que se requiere es una campaña sostenida, sistemática y por todos los medios de comunicación para visibilizar la discriminación invisible y las armas cargadas de violencia del machismo. Esta campaña está comprendida en los resultados del Plan Nacional de Lucha contra la Violencia de Género al 2021 solo que, como dice Walter Gutiérrez, aún no se le pone un presupuesto adecuado para que pueda tener efecto: ¿por qué el MEF sigue siendo tan insensible ante la necesidad de justicia? La justicia es uno de los elementos del desarrollo pero también la lucha anti-corrupción: dos puntos sobre los que estamos recontra jalados. Entre jueces corruptos, fiscales cobardes y miembros del CNM obsecuentes: ¿cómo se pretende hacer patria, acaso preparándose para el próximo mundial?