América Latina rechazaría en bloque la invasión como iniciativa de EEUU y sus aliados del hemisferio norte, y más aun con Trump en la presidencia.,Si la evaluáramos con un hipotético medidor de falsas noticias, el dato de CNN sobre Donald Trump consultando a sus asesores en el 2017 sobre una invasión a Venezuela no es falso, pero ciertamente no parece mucha noticia. La cadena de TV ha confirmado una volada, pero no ha revelado nada. ¿Por qué el tema le ha parecido interesante? Quizás era importante para fines de la política de los EEUU confirmar que Trump tiene ese tipo de impulsos, con el añadido implícito de que puede volver a tenerlos en cualquier momento. La posibilidad fue descartada en la misma reunión en que fue planteada, pero la idea salió a los medios, y luego quedó flotando en el ambiente (aunque no descartemos la existencia de un plan pre-Trump en alguna recóndita oficina del Pentágono). Para Nicolás Maduro este tipo de noticias, que en realidad pueden considerarse al filo de la leyenda urbana, son una delicia, pues le permiten seguir gritando lobo, es decir usar la invasión imperialista como argumento para mantener el statu quo venezolano. Acaba de volver a hacerlo esta semana, invitando a sus militares a no bajar la guardia. El tema de la invasión es sobre todo otra forma de hacer notar sobre qué tipo de cuerda floja se encuentra el régimen de Maduro. Pero para que se materializara el dictador tendría que dar un serio paso en falso, como agredir él mismo militarmente a un país vecino. Sin duda tiene armamento para una decisión suicida así, pero poco más que eso. América Latina rechazaría en bloque la invasión como iniciativa de EEUU y sus aliados del hemisferio norte, y más aun con Trump en la presidencia. Esto a pesar de que hay consenso sobre lo improbable que se ha vuelto la teoría de la implosión, es decir, la caída de Maduro por medios pacíficos, de dentro o de fuera de Venezuela. Mientras tanto Maduro está batiendo records en lo que se consideraba una situación insostenible para una población. Sus vistosos uniformes presiden sobre una realidad de hambre, enfermedad y emigración. Es obvio el objetivo de debilitar al pueblo venezolano hasta un punto de no retorno. Mientras una cúpula engorda visiblemente, empezando por él mismo.